No habrá multa para el ‘hombre pájaro’. El alcalde, Luis Salaya, se reunió ayer con Miguel Grande, que se subió a un cedro del paseo de Calvo Sotelo a principios de mes para colocar un nido de gorrión y para pedir un espacio en el que exponer los nidos que él mismo elabora. La situación generó un gran revuelo entre los cacereños que paseaban a esa hora (era mediodía) que, alarmados, llamaron a la policía por miedo a que se quisiera suicidar. Fue necesario incluso acordonar la zona para que los bomberos ayudasen a Miguel Grande a bajar del árbol al que se encaramó.

Tras los hechos la Policía Local le propuso para sanción por escándalo público, delito que está penado con multas que van desde los 100 hasta los 30.000 euros. Ayer Salaya reconoció que no seguirá adelante con ella. «Le hemos dicho que no vamos a hacer ningún tipo de acción y que, por nuestra parte, esto está más que zanjado», señaló el alcalde al salir del encuentro, en el que Miguel Grande se disculpó por lo ocurrido. «Me crié a la antigua y me subía con mis amigos a los árboles a coger las moras, nunca pensé que se fuera a montar ese revuelo. Me asusté cuando bajé», recuerda este cacereño.

SU PETICIÓN / Colocar el nido de gorrión fue algo secundario porque en realidad lo que él quería era colgar un cartel para reclamar un espacio en el que poder mostrar los nidos que construye. Ya tiene algunos expuestos en la calle José Espronceda, en Mejostilla, pero de los once que hizo le quemaron tres. Los que quedan son de águila real, de garza común, de garcilla bueyera, de garza real, de águila imperial ibérica, de buitre negro, de cigüeña negra, de milano negro y de milano real.

Ayer Salaya se comprometió a buscar, después del verano, un espacio municipal donde poder exhibirlos y que pueda así «llevar a cabo esa labor pedagógica respecto a los nidos de los pájaros».