Estaba disfrutando en la ducha: "Amooor. Por qué no viniste, amooor, la otra noche y la-", cuando escuché unos porrazos en el tabique y la voz de mi vecino, el de Utrera: "¡Quillo! ¿ Te quiés callar de una vez?". No sabía yo que desentonara tanto. "No es por eso. Es que un tío de Tornavacas no puede cantar flamenco, lo dice el Estatuto". ¿Y sevillanas? "A ver si voy a mandarte a las fuerzas de seguridad". Eso sí que no. Están muy ocupadas con lo del ácido bórico. Me recomendó que cantara al Perales pero a mí lo que me gusta es lo folklórico y no me atrevo con la sardana, que a lo peor Carod me envía a los Mossos. Me parece que no tengo más opción que el Redoble.

Creo que a los políticos andaluces les sobran letras. Deberían quedarse en "anda" (y que te den) y perder lo de "luces". Porque si otros, antes que ellos, hubieran seguido sus doctrinas a estas horas no se habría publicado ´Viaje a la Alcarria", pues el gallego Cela no habría podido escribir acerca de lo que sucede más acá de Ponferrada. No existirían la Ilíada, la Odisea ni la Eneida. Dante no habría descrito con detalles el cielo y el infierno, pues no pertenece a estas autonomías.

Claro que será necesario esperar al desarrollo de la ley pues a lo mejor nos permiten cantar lo de ´Lloran las margaritas por ser romero´ previa solicitud, y pago de las tasas correspondientes, a la Junta de Anadalucía. Para comer langostinos en el Puerto de Santa María será necesario un pase diplomático. Lo de los faralaes lo pondrán más difícil: medidas del escote, de los volantes, colores, diseño de la peineta- En fin, que me vuelvo a la ducha: "Siete por una es siete, siete por dos -"