El avance de la pandemia ha puesto en alerta a la planta de Medicina Interna, que es la que se encarga de atender a los pacientes con coronavirus. En la desescalada y con la entrada en la nueva normalidad el área de salud de Cáceres decidió destinar un pasillo de la segunda planta, la de Medicina Interna, para estos enfermos (si su estado de salud lo requiere son atendidos también por los neumólogos, que se trasladan a esta planta para realizarles seguimiento).

Entre mayo y agosto la situación ha sido de tranquilidad, pero la evolución de la pandemia ha disparado también la actividad en el hospital. Aunque los especialistas insisten: Lo que viven ahora no es, ni siquiera se parece, a lo experimentado en los meses de marzo y abril. Primero por el perfil de los pacientes: Mucho más jóvenes que en la primera ola, cuando sobre todo acudían mayores de 65 años, la mayoría de centros geriátricos, en un estado muy grave. Ahora presentan un pronóstico más esperanzador, porque acuden antes al hospital. «Se les trata mejor, a pesar de que no tenemos aún un tratamiento establecido, pero soportan mejor los tratamientos porque tienen menos comorbilidades (patologías previas)», explica uno de los especialistas del hospital cacereño.

La situación preocupa, aunque están convencidos de que no se llegará a lo vivido en marzo y abril, entre otras cosas porque el personal médico tiene algo más de experiencia en la enfermedad. «Estamos mucho más preparados y hay una cosa muy importante, que es el factor sorpresa, que nos afectó en la primera ola. Ahora sabemos a lo que nos enfrentamos y eso es muy importante, sobre todo a nivel psicológico de los profesionales», añade este especialista en Medicina Interna.

Advierte, no obstante, de que la evolución sigue siendo una incógnita: «Ahora el paciente acude antes a Urgencias, hay una mejor campaña de detección de casos, así como de seguimiento y de aislamiento. Se están poniendo los medios pero lo cierto es que no sabemos cómo va a evolucionar», insiste.