Se despertó y el verano se había instalado en su terraza. Había aparecido de una manera peculiar de una mañana a otra sin ni siquiera avisar de su visita. Por lo general solía rondar las mismas fechas, quizás debería haber previsto el encuentro, pero en el 2013 la estación propia de asueto había decidido jugar al despiste. Durante los meses anteriores había llamado varias veces a su puerta, pero tras observarle por la mirilla y abrir, éste ya no estaba, y le veía huir a la carrera cual niño travieso en búsqueda de otro vecino al que molestar.

No le esperaba, no, así es que aún no se había preparado para recibirle: tenía la casa sin limpiar, la ropa de armario sin cambiar, no había reservado viaje alguno y había olvidado realizar esa operación biquini que ella creía tan necesaria, y que en realidad no era sino una excusa para sentirse mejor de cara a los demás. Este sería el primer año de muchos en el que no vería la playa, ni ella ni muchos de sus amigos. Las vacas flacas se habían apoderado de su bolsillo y sus expectativas de cambiar las tierras extremeñas por las playas de otro lugar se desvanecían con una rapidez que nunca imaginó. No se apenó y, tal y como había estado haciendo meses atrás en lo que a economía doméstica se trataba, pensó alternativas al su ya manido plan de playa-sol-arena veraniego.

Decidió visitar el pueblo donde creció, donde encontraría caras que no veía desde la niñez, y donde se divertiría mucho más de lo que había hecho entre chiringuitos, pescadito frito y copas a precio de lujo. No se sientan sorprendidos, amigos, ni piensen que nuestra protagonista es una conformista ¡ni mucho menos! nuestra tierra está llena de rincones maravillosos aún pendientes de descubrir por cada uno de ustedes. Visiten los pueblos extremeños, sus gentes, sus culturas y se sorprenderán de todo lo que siempre han tenido al alcance de la mano y que prefirieron cambiar en estas fechas por tierras foráneas. Si son de los que gozan de vacaciones (ya sean elegidas, o impuestas), pueden encontrar a pocos kilómetros de su hogar cientos de propuestas: piscinas naturales, turismo rural, actividades al aire libre, teatro, música, fiestas populares, una gastronomía inigualable- déjense sorprender por nuestra Extremadura. Efectivamente: no todo es playa.