La artista israelí (Tel Aviv, 1969) fue la gran estrella del sábado en la plaza Mayor. Cercana y sensible, recordó a Serrat y se dirigió al público en español.

--¿Qué supone cantar en la ciudad antigua, declarada Patrimonio de la Humanidad?

--Ya conocía Cáceres y es un placer volver. Sin duda, es una ciudad extraordinaria.

--¿Cree que la música puede cambiar el mundo?

--Puede ser uno de los instrumentos. Tiene la gran ventaja de despertar emociones intensas y poner de manifiesto lo que compartimos, ese hermoso y variado mundo interior que no sabe nada de razas ni religiones. Puede derribar barreras y abrir corazones, pero no puede provocar cambios sola. Para desencadenar una verdadera ola de transformaciones positivas, debe ir acompañada de otras fuerzas económicas, políticas o legislativas.

--¿Qué le hace sufrir en la vida?

--La avaricia, el egoísmo, la crueldad, la ignorancia y el fanatismo. Y lo malo es que abundan.

--¿Llegará la paz a Israel?

--Puede alcanzarse, y se alcanzará. La solución se plasmó en Oslo, Ginebra y Camp David. Necesitamos líderes valientes y confianza mutua. Tenemos que creer que el otro bando quiere la paz, pero es muy difícil hacerlo por el grado de odio y la desconfianza al que se ha llegado a lo largo de estos años. Aun así, no renuncio a la esperanza. Solo deseo el fin de esta locura y que la búsqueda de una solución no haga perder más vidas humanas.

--Internet ha revolucionado el mercado musical. ¿También lo ha notado en las ventas?

--Ha disminuido drásticamente, pero somos artistas del espectáculo, así que aún nos quedan muchos recursos. Internet ha abierto muchas más puertas de las que ha cerrado.

--¿Con quién le gustaría cantar?

--Me hubiera gustado hacerlo con Bach y Lennon. Sería fantástico colaborar con Leonard Cohen, uno de mis héroes.

--Pida un deseo.

--Que mi familia conserve la salud y la felicidad, que se instaure la paz en Oriente Medio, que Obama sea elegido presidente y que Dios me dé fuerzas para hacer buena música con un público maravilloso, como el de Cáceres, muchos años más.