La noche en el ferial está que arde. La lluvia se ha marchado y ha dejado su rastro en el chocolate de los aparcamientos. Las calles no paran de recibir público con ganas de marcha. La madrugada brilla en el recinto de la N-630, pero no todo es tan bonito. "Los servicios parecen para cochinos ibéricos", asegura un ciudadano en la madrugada del domingo tras desistir de entrar en los servicios del ferial. Y tiene razón. Sin duda alguna, lo peor de las ferias ha sido el mantenimiento de los aseos. Un desastre. Un gran charco, mezcla de barro y orín, recibe al visitante deseoso de satisfacer sus necesidades fisiológicas. Y así durante toda la noche. Los más listos optan por las chapas de las traseras de las casetas.

La feria de todos los públicos no decepciona. El sábado es el día grande y hay que disfrutar. Alfonso Búrdalo, gestor cultural de la Asociación de Músicos de Extremadura, está encantado con la experiencia de ofrecer conciertos en la caseta de este colectivo. Son más de las dos de la madrugada y Línea Mortal acaba de terminar de descargar sus guitarras en el escenario. Pablo Pérez de Lazárraga, promotor de la sala Versus, que abrirá el próximo 12 de junio, lleva pinchando diez horas. El cansancio se le nota en la cara. Su caseta, La Bola de Cristal, es una de las más concurridas al ritmo de clásicos del pop nacional.

Muy cerca, los Avuelapluma (Rubén Gundín, Sergio Martínez y Conrado Gómez) se lo pasan en grande. Sirven copas, bailan y hacen disfrutar a una parroquia más reducida pero exquisita en gustos musicales. No hay canción que no merezca la pena. "A ver si repetimos otro año", dicen con el amanecer muy cerca.

Las calles están ya cubiertas de los restos del botellón . Los que aguantan el tirón ya se han refugiado en las casetas para apurar las últimas horas de fiesta. San Fernando engancha. La fiesta tiene algo especial que la hace única. Ni la lluvia ni los exámenes han logrado evitar que, un año más, el ferial se convierta en un auténtico parque temático para la diversión. Los puestos de comida no dejan de vender patatas y bocadillos para calmar a los hambrientos de la madrugada.

En la calle central del recinto los churreros también empiezan a hacer su agosto a dos euros la media docena. Las luces siguen encendidas y la noria que tanto le gustó el viernes desde el escenario a Dani Martín, de El Canto del Loco, sigue presidiendo el recinto feria. La noche da paso al día y San Fernando sigue reinando en el corazón de los cacereños. Que vuelva pronto.