Satisfechos, pero aún muy dolidos, Francisco Silgado y Eloy Sánchez hablan de su "amarga experiencia", de su situación actual y de su "incierto" futuro. Responden al unísono, quitándose la palabra el uno al otro, porque en todo coinciden, salvo en lo que sienten hacia quienes les denunciaron.

--Profesionalmente, ¿cuál es actualmente su situación?

--Estamos jubilados desde febrero del 2003.

--¿Tras su definitiva absolución pueden reincorporarse?

--Imposible, pues la situación de jubilado de la Policía Nacional es irreversible.

--Pero será importante para ustedes que la inocencia que siempre proclamaron se haya reconocido judicialmente...

--Por supuesto, es un cambio importante. Pero aún habrá que esperar a que también cambie la cara y actitud de los que dudaban de nosotros.

--La experiencia...

--Realmente terrible, y el daño, tanto profesional como personal y social, indescriptible.

--¿Sienten rencor hacia los dos jefes que les denunciaron?

--Francisco: No siento rencor, lo que sí siento es una gran indiferencia y, sobre todo, pena.

--Eloy: Yo, por mi parte, nunca podré olvidar lo que han hecho ni les perdonaré, jamás. Es más, me gustaría que tanto ellos como sus familias pasaran lo que hemos pasado mi familia y yo.

--Y ahora, ya libres, ¿cómo se plantean su futuro?

--Antes de nada tendremos que olvidar para empezar a ser de nuevo personas y poder volver a vivir. Tendremos que conseguir que se nos vuelva a valorar socialmente para después, una vez recuperado el reconocimiento de la gente, podernos proyectar y organizarnos como personas, pues ahora nos sentimos como aislados, solos ante todo.

--Sus abogados realizarán las oportunas acciones legales para que se les compense por los daños causados. Ustedes, por su parte, ¿qué reclaman?

--Que los culpables de todo esto paguen o, al menos, que reconozcan que se han equivocado. Que públicamente reconozcan sus errores, su falta de profesionalidad y la absoluta y total negligencia en su labor.