"El primer síntoma de que la fiesta empezaba a decaer fue que suprimieran la festividad del martes de Carnaval", explica Enrique Sáez, de la tienda de disfraces y artículos de broma Kikes. En los 18 años de este establecimiento, han visto como el Carnaval resurgía y luego volvía a decaer. "A nosotros nos salvan los Carnavales de Badajoz y Navalmoral, que es adonde se van los cacereños aficionados a esta fiesta".

Destaca que "las agrupaciones aportan lo que pueden para que salga adelante, pero la gente no se implica" y cree que no lo hacen "desde hace mucho tiempo".