La puntualidad, la limpieza y el trato personal. Es lo que más valoran los usuarios del servicio de transportes adaptados de Cruz Roja de la provincia de Cáceres, según una encuesta realizada por la propia entidad con el objetivo de medir "la calidad, la eficacia y la eficiencia" del mismo, en palabras de José Aurelio González, coordinador provincial de Cruz Roja.

Hay 12 vehículos de este tipo, similares a unos microbuses, que están destinados principalmente al traslado de personas mayores o con movilidad reducida a los distintos centros de día y centros de atención a enfermos de Alzheimer que gestiona la institución. Estas personas pueden acceder así a actividades "que por su movilidad reducida no podrían realizar de otra manera". Además, se utilizan en casos puntuales como actos lúdicos o las jornadas electorales.

Son en total 119 usuarios, que mediante esta encuesta han evaluado aspectos como la atención por parte de conductores y auxiliares, la seguridad del vehículo o la promoción de su autonomía personal. La media global ha sido de 8,4 puntos sobre 10, mientras que el índice de satisfacción ha alcanzado los 9,32 puntos.

Centro de día

Diariamente, estos vehículos recogen en sus domicilios a las personas que acuden al centro de día de Cruz Roja situado en la avenida de la Universidad. "Nos recogen puntualmente en casa a las nueve de la mañana", comenta Vicente Meneces, de 74 años, uno de los usuarios. Una vez allí, les dan el desayuno, aunque antes "les hacen pruebas médicas si es preciso y les toman la tensión", señala el coordinador provincial.

Tras el desayuno, llega la hora del gimnasio, donde realizan algunos ejercicios destinados a movilizar las extremidades. A partir de las 11.00 horas de la mañana, los distintos voluntarios se dedican a animar a los mayores con talleres de manualidades y pintura. Algunos de ellos realizan alfombras, muñecos de trapo e incluso collages en tres dimensiones, con la ayuda de los auxiliares. Varias veces por semana, los usuarios tienen misa y bingo.

Los voluntarios, auxiliares y enfermeras se encargan durante toda la mañana del cuidado de estos mayores. "Son estupendos, yo no puedo estar más a gusto", asegura una de las beneficiarias, Ana Carcero, de 88 años.

Después de la comida es el momento para el reposo y la tertulia. "Nos reunimos y hablamos, nos llevamos muy bien todos", asegura Carcero. Algunos optan por leer periódicos y revistas o ver la televisión, mientras que otros duermen una pequeña siesta en unos sillones especiales. Alrededor de las 16.30, los vehículos los dejan de nuevo en sus casas hasta el día siguiente.