Las noticias que se producen a diario en la historia cotidiana de la Iglesia Católica, son recogidas en los medios dependiendo siempre del color del cristal con las que se miren. La objetividad no suele ser habitual, aunque otras veces si son tratadas (¿las menos?) como es debido. La mirada os comenta tres de ellas para que juzguéis.

El Archivo Secreto Vaticano, acaba de dejar de serlo hace unos días hasta 1939, o sea hasta el fin de papado de Pío XI. Normalmente la apertura es por pontificados completos. O sea, que lo de secreto es desde 1939 hasta hoy. Los que lo conocen dicen que son 85 kilómetros de estanterías con más de 150.000 documentos. Para los amantes de las historia, su estancia en él debe ser inexplicable, pensar en algo que os resulte enormemente satisfactorio para entenderlo. De pronto puedes encontrarte con la excomunión de Lutero, las negociaciones sobre los trabajos de Miguel Ángel, o los legajos sobre la creación de las primeras universidades.

Hace unos días se ha producido la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos, no sabemos con qué intención, aunque nos lo imaginamos, desde todos los lados se ha estado pidiendo a la Jerarquía de la Iglesia en España, que se pronuncie, que diga algo. Es verdad que ha habido momentos de tensión, pero, tanto la decisión de enterrarlo allí, como la de sacarlo han sido decisiones políticas. Para poner punto final al tema, un columnista, con el que estoy muy de acuerdo, recordaba este párrafo de una homilía del cardenal Tarancón que parece de otros tiempos «Nos hemos reunido aquí para rezar. No debéis esperar de mis palabras, ni un juicio histórico ni tampoco un elogio fúnebre. Ni este es el momento de tales juicios ni es función de la Iglesia formularlos».

En las elecciones pasadas se ha producido, con los números previstos, la victoria del PSOE. En su programa electoral proponía una vez más, la revisión o denuncia de los acuerdos Iglesia-Estado. Sin embargo parece que en la última visita de la vicepresidenta en funciones a Roma, tranquilizaba a los comensales con un «No vamos a tocar los acuerdos». Es un tema que también viene de largo, ¿en la situación en las que estamos es acertado abrir otra brecha más? Vamos a ver qué pasa con las coaliciones, pero en principio no se intuye que el espíritu de comienzos del último cuarto del siglo pasado vayan a estar muy presentes.