TEts muy difícil la primera vez que vemos a un novillero hacer un juicio exacto. Obviamente los chicos aún están sin pulir, con defectos lógicos, pero se les ven también las virtudes. Unos y otras afloran porque estos jóvenes toreros aún no están picardeados.

Uno de los toreros salió a hombros porque está más hecho que sus compañeros de ayer, y fue el francés Tomás Dufau. Y sin embargo, profundizando en lo que llevaron a cabo los tres, creo que tienen mejores condiciones sus dos compañeros: el malagueño Jiménez Fortes porque el chaval tiene un buen corte de torero y un buen concepto; y el mexicano Diego Silveti, porque tiene eso tan caro que es la personalidad.

Comencemos por el galo. Cortó sendas orejas y profundizando en su hacer, creo que dijo poco. A su primero había que darle más sitio y perderle pasos entre muletazos. Dio muchos pases un punto inexpresivo. El quinto era tan noble como flojo y supo llevarle por arriba. Y el toreo por ahí dice muy poco.

Jiménez Fortes es alto pero no desgarbado, y torea muy bien con el capote a la verónica. A sus dos toros los toreó con profusión y bien en el primer tercio. Y con la muleta, estuvo a la altura del excelente primero, haciendo un toreo muy expresivo, en el que las series en redondo eran limpias y ligadas.

El cuarto fue también un buen novillo pero estaba dañado de la mano derecha. Fue esa una faena a más cuando le cogió la distancia, y en corto y de uno en uno sacó naturales muy bellos.

Diego Silveti es torero de dinastía. Su padre fue el recordado David Silveti y tenía mucha personalidad, de la que participa el hijo. Estuvo firme ante su primero, que embestía de forma desigual.

Pero la lidia que dio al bello sexto estuvo llena de detalles. Muy hermoso fue el comienzo de faena por estatuarios y después ayudados por alto. Se dio cuenta de que el novillo no andaba sobrado de fuelle y supo que había que darle tiempos entre las series, pero también entre muletazos. Que fueran de uno en uno no desmerecían por la forma de tirar del astado y por cómo lo llevaba. Muy puesto en el sitio y encajado, el toreo de este mexicano invita a la ilusión.