Dada la idiosincrasia de la agrupación política a la que pertenece y especialmente la de algunos de sus afiliados, era algo más que una posibilidad que Carmina Santos acabara siendo concejala. En estos momentos pasarán por su cabeza muchas cosas. Dudas acerca de sus capacidades para desempeñar un cargo para el que no tiene experiencia. Ilusión porque va a estar en un lugar desde el que puede trabajar para conseguir la ciudad que siempre soñó. Orgullo porque será representante de sus paisanos. Y todo ello teñido por la responsabilidad que asume.

Las dudas acerca de sus capacidades se disiparán tan pronto como se percate de las cualidades de sus colegas de corporación. La ilusión menguará conforme vaya tropezando con la cruda realidad. El orgullo se verá afectado por las críticas que recibirá haga lo que haga y diga lo que diga. De manera que al final deberá quedarse con asumir sus responsabilidades con tenacidad, con esfuerzo, con honestidad. Porque ni de ella ni de nadie se esperan milagros o genialidades. Nos basta con el sentido común y que comprenda que está ahí para hacer política no para ser técnico que esos ya los tiene el ayuntamiento.

Estoy seguro de que su paso por el consistorio le servirá para conocer mejor su ciudad. Descubrirá algunas virtudes que no conocía, defectos de los que no se había percatado y al final acabará por amarla tal cual es por muy distinta que sea de la que ella desea. Enhorabuena, suerte y ánimo.