Son 60.000 cristales rojos. Todos ellos forman parte de una de las primeras obras, más voluminosas y singulares por el número de piezas, que ha llegado al futuro museo Helga de Alvear. Se llama Descending light y la firma el reconocido artista Ai Weiwei. La del autor chino es solo una de las 3.000 piezas que conforman la colección de la galerista alemana y que en las próximas semanas llegarán a la ciudad a la que será su futura casa entre la nueva sede de Camino Llano y la Casa Grande en la calle Pizarro.

El centro se encuentra ya inmerso en pleno proceso de musealización --traslado de la colección-- con el objetivo marcado de abrir las puertas antes de que concluya este año. Ya lo avanzó la dirección del centro hace meses, durante el confinamiento, y lo ratificó este martes de nuevo la Consejería de Cultura con motivo de la reunión que mantuvieron en la sede todos los miembros que pertenecen al patronato del museo en la tarde de ayer. De este modo, la Junta insistió de nuevo en el compromiso de respetar los plazos previstos de inauguración en 2020 aunque de momento siguen sin precisar la fecha.

Este encuentro se celebró en Cáceres precisamente, en primer lugar, para dar el visto bueno a las cuentas anuales, y en segundo, para encarar la última fase y el paso previo a la apertura tras las obras de ampliación de la fundación. Las obras para ampliar la anterior sede del centro de artes visuales sumarán 5.000 metros más en un edificio que ha sido encumbrado como una de las piezas de arquitectura más relevantes en Europa en el último año.

Conectará ambas calles con un corredor y acumula zonas verdes. El pasado mes de julio, el museo abrió a las autoridades en un acto en el que estuvo presente la galerista y el arquitecto del proyecto Emilio Tuñón. Estaba previsto que empezara a recibir a los primeros visitantes, aunque aún con los espacios diáfanos, la Noche del Patrimonio, pero la crisis sanitaria obligó a cancelar las visitas.