Parece que el señor Alcántara está decidido a fundar un nuevo partido en Cáceres. De tener éxito en su empeño sería la tercera ocasión en la que se lleva a cabo tal experimento en nuestra ciudad y por lo tanto se pueden sacar algunas conclusiones y tratar de evitarlas si se quiere que persista. Los dos partidos anteriores fueron más que otra cosa un proyecto personal al que más tarde se sumaron amigos y gentes con algún protagonismo en la ciudad, motivado en un caso por el veto que sufrió para ir en las listas en las que pretendía tener en un honroso puesto de salida y en el otro como una especie de venganza con su antiguo partido.

Ahora bien, puesto que un partido es algo más que buena voluntad y osadía, uno duró dos legislaturas y el otro una o quizás media porque la infraestructura, organización y disciplina son elementos fundamentales que estos intentos no han podido conseguir. Por lo tanto parece que los proyectos personales no tienen futuro y mucho menos los que se fundamentan en el odio, la venganza o la vanidad. Tampoco son propicias unas elecciones municipales para competir con una nueva ideología, si es que es posible una nueva ideología y no está todo ocupado, de manera que solamente nos quedaría crear un partido localista fundado en el agravio. Así pues vamos a flagelar de nuevo al personal, a llorar nuestras desgracias públicamente, a buscar chivos expiatorios, a echar las cuentas de los puentes construidos en Mérida y Badajoz, a buscar enemigos y vilipendiar a los viejos partidos que han sido incapaces de traer lo que nosotros vamos a traer, porque Cáceres se lo merece, pero estará prohibido poner sobre el tablero nuestra desidia, nuestro conformismo, nuestra falta de iniciativa.

Naturalmente no han de faltar las promesas y tratar de satisfacer los deseos de los cacereños que se pueden resumir en instalar grandes empresas para lo que estarán dispuestos a recorrer el mundo entero, a excepción de Nepal que ya se lo ha cogido Salaya. Me los veo camino de Lourdes y de Fátima. Es posible que Cáceres merezca más pero tengo mis dudas de que los cacereños lo merezcamos.

*Profesor