A pesar del gran volumen de viviendas que planifica el nuevo plan general de urbanismo, son 65.000, su desarrollo se programa para que haya una flexibilidad en su realización y un control por el consistorio que garanticen suelo suficiente en cada momento y una expansión urbana racional. Hay una primera fase, con 25.000 viviendas, con ordenación detallada para su desarrollo en un plazo de 20 a 25 años. Hay una segunda y una tercera, de 23.000 y de 16.000, para un periodo de 25 años la primera y superior para la segunda, ya que el horizonte de cumplimiento de todo el plan es de 50 años y sus previsiones son a largo plazo.

El nuevo plan se ajusta a la Ley del Suelo, y todo el suelo urbanizable sin programa de ejecución será como un no urbanizable, lo que permitirá que sea el ayuntamiento, aprobando o no las consultas de viabilidad que se presenten, el que controle la expansión urbana. En este grupo entran todos los terrenos de la segunda y tercera fase de desarrollo (más de 40.000 viviendas) y la parte de la primera que esté sin ordenación pormenorizada.