Los alumnos han cambiado mucho. Son más altos, más fuertes, más guapos, más participativos, están más informados. Pero sobre todo han cambiado sicológicamente. En cada grupo existía un alumno que no paraba de hacer la puñeta . Era incansable, se levantaba del asiento continuamente, se pasaba las horas hablando, pintando monigotes, haciendo ruido con los pies, con las manos y con la boca. Un regalito. Cuando el maestro lo comentaba con sus compañeros decía en voz baja y sin ánimo de ofender a su familia: "El Guille es un hijo puta". Le daba unas palmetadas con la varita o unos pescozones, avisaba al padre, que repetía las sanciones con unas raciones de cinturón, y santas pascuas. "Entró en vereda".

Pues ahora ya no es un hijo puta. Es un alumno con exceso de actividad . Y no hace la puñeta sino que entorpece la dinámica de la clase . Ya se sabe que a quien es más activo , los bofetones y raciones de cinturón no le hacen efecto, es más, lo enardecen. Y lo frustran, claro. Por lo tanto se hacen necesarias otras técnicas pedagógicas pues ya no tienen que entrar en vereda sino integrarse , y esas técnicas solamente las conocen y saben utilizar los sicopedagogos.

Los métodos antiguos ya sabemos que no conducían a ningún sitio deseable pero que estos nuevos métodos de tratamiento tengan éxito o no es irrelevante porque lo importante es que "le han llevado al sicopedagogo". Debido a la ley de las compensaciones los profesores también han cambiado en la consideración de algunas personas. Han pasado de ser una autoridad a ser unos hijos de puta.