Desde las nuevas instalaciones del centro de desarrollo tecnológico Cenit, en la parcela 118 de las Capellanías, se pueden ver pasar los trenes que cruzan por las traseras del polígono. Ayer los primeros 50 trabajadores de la compañía INSA, filial de IBM, se subieron al vagón de su futuro como currantes de esta empresa pionera en desarrollo de proyectos de software en la capital cacereña.

Jóvenes --su edad oscila entre los 22 y 25 años--, inquietos, ilusionados y expectantes, muchos llegaron antes de su hora a la nave donde trabajarán 40 horas semanales --de 9 a 18 horas, modificable-- frente a modernos ordenadores. Alineados en mesas, el interior del edificio tenía ayer aspecto de clase sin pizarra convencional. Con una ligera mayoría masculina, olía a principio de curso y, muy concentrados, los cerebritos seleccionados se hacían a su asiento.

Para ello, estos ingenieros informáticos han sido formados previamente en tecnología Java. Con un perfil junior, sin experiencia, de recién titulados o a final de la carrera, todos están especializados en una plataforma bancaria para clientes de INSA y, desde hoy, seguirán recibiendo clases para abordar proyectos concretos y de metodologías de trabajo.

Muy preparados

"Son gente ilusionada y muy capacitada técnicamente", explica Angel Quesada, director del centro que, con 36 años, ha vuelto a casa tras su etapa en Sevilla como alto cargo de la misma empresa. Del grupo, 18 tienen ya dos años de experiencia y más nivel. Hasta dentro de dos semanas no se incorporarán otros especialistas en tecnología Cobo. "Queremos que compaginen formación con trabajo en proyectos", subraya.

La previsión es que antes de final de año haya 180 jóvenes. La plantilla crecerá en función del volumen de trabajo. Mientras tanto, ayer seguían los trabajos de acondicionamiento de las dos naves en las que operarios se afanan en dejarlo todo listo para la inauguración oficial de noviembre. En las inmediaciones, universitarios recién salidos de las aulas y cara de haber cambiado las aceras del campus por las del polígono. El tren de su vida laboral acaba de llegar.