Cáceres, 22-10-1992. Estudia Educación Social. Una más de los jóvenes de la ciudad que se mira al futuro sin mucha fe.

--Pocas alternativas de ocio y negro futuro laboral. ¿Está de acuerdo con el análisis que suelen hacer su coetáneos sobre Cáceres?

--Totalmente. Podemos encontrar alternativas de ocio y cultura puntuales, pero la realidad del día a día es diferente. El único plan habitual y que acaba aburriendo es salir de bares, a no ser que seas aficionado al deporte, donde encontramos diferentes eventos cada fin de semana. En cuanto al futuro laboral, qué voy a decir... Lo único que me planteo es seguir formándome y, probablemente, emigrar.

--¿Le hubiese gustado nacer 20 años antes y conocer lo que se llamó 'la movida cacereña'?

--Por supuesto. Gracias a ella la ciudad era una alternativa para muchos jóvenes a la hora de elegir dónde ir a estudiar, ya era una ciudad económica y con un gran ambiente universitario. Era más barato salir, los horarios de los locales eran más flexibles, podías reunirte con más gente en actividades económicas, etc. Según me han contado, la movida significó mucho más que salir de fiesta.

--¿Cómo ve a su generación? ¿Comprometidos o pasotas?

--Como en la mayoría de las generaciones hay de todo y no se puede generalizar. Aunque lo cierto es que, debido a la situación actual del país, la gente ha pasado de un estado adormecido a despertar dramáticamente.

--¿Se imagina un mundo sin Internet ni móvil?

--No. Creo que son herramientas muy necesarias a día de hoy, aunque también veo que se hace un uso abusivo de ambas cosas, hasta el punto en que las relaciones personales se vuelven más impersonales y frías.

--Estudia Educación Social, ¿mal momento para hacerlo, cuando baja la inversión estatal?

--Independientemente de eso hay un factor que es indispensable y se mantiene: el factor humano. Por encima del dinero está el esfuerzo de las personas que trabajan en este ámbito. Nunca es mal momento si te gusta lo que haces.

--¿Qué hay que ser sobre todo para dedicarse a ello?

--Es una profesión que requiere de vocación y tener muy claro que tratas día a día con personas, no con objetos, algo que la sociedad olvida a menudo. Podría contar infinidad de aspectos que son necesarios en un/a educador/a social, pero me decanto por destacar que hay que ser empático/a.