En 2012 Cáceres recibió el premio Reina Sofía de accesibilidad y dos años más tarde una empresa reconoció la capital como mejor destino turístico accesible. Con casi 300.000 turistas al año, la capital cacereña abandera junto a otras la distinción de Patrimonio de la Humanidad. Los reconocimientos lo atestiguan, pero ¿realmente Cáceres es una ciudad accesible? EL PERIÓDICO EXTREMADURA acompaña a Juan Carlos Caso, un vecino con discapacidad visual en un recorrido por el centro y la zona monumental para ratificar esos méritos o desecharlos.

El punto de partida es el quiosco de la música, en pleno corazón de la ciudad. Todo arranca sin problema, salvo el mobiliario urbano que se convierte en obstáculo en más de una ocasión y la zona arbolada que sin quererlo puede provocar algún percance para Juan Carlos. El acerado de San Pedro de Alcántara «es ideal», destaca Caso. En alguna ocasión, las terrazas también suponen un impedimento para las personas con discapacidad visual como el vecino cacereño.

El dilema comienza en la calle Gómez Becerra. La zona está en obras. Hay un espacio limitado con una verja destinado para los peatones. El problema se encuentra en la distancia entre acera y calzada. El acerado sin rebajar se convierte en un arma para las personas con movilidad reducida. Una silla de ruedas no puede sortearlo. Este es quizá uno de los mayores impedimentos que encuentran las personas con diversidad funcional en la ciudad. «Hay cuestiones de accesibilidad que requieren grandes inversiones», destaca Caso, «pero esto no». Rebajar la acera en los pasos de peatones es «relativamente sencillo y con un coste mínimo», anota.

El recorrido regresa a la zona céntrica del paseo de Cánovas que no hace mucho se deshizo de las baldosas defectuosas y reparó las diferencias en el acerado. El objetivo es llegar a la parte antigua, una de las zonas que más frecuentan cacereños y por supuesto, los turistas. La calle San Antón corrige las diferencias, pero el nuevo mobiliario contra atentados supone un obstáculo más. Hace una semana el ayuntamiento instaló unas bandas reflectantes en los maceteros para mejorar la visibilidad.

La zona que da entrada a la ciudad monumental está frecuentada por negocios y tiendas que lucen sus expositores junto al escaparate. Caso defiende que la ordenanza insta a mantener las paredes limpias de objetos. «La pared es mi guía», señala. Tras sortear los maceteros de Gran Vía el acceso a la zona monumental no puede ser otro que el arco de la estrella. El vecino previamente ya había recorrido la parte antigua en verano para detectar los errores en la infraestructura así que marca los errores que él encuentra como si se tratara de una lista: los códigos bidi de la oficina de turismo no están actualizados, las maquetas de la oficina de turismo no son accesibles para las sillas de ruedas, no hay tramos de muralla visitables al contrario que ocurre en Vitoria o Lugo.

El paseo para muchos acaba en San Jorge, que ahora luce una rampa para que puedan acceder usuarios de sillas de ruedas -en la fotografía-. El Rincón de la Monja o las escaleras que suben a la preciosa sangre se convierten obstáculos para los vecinos o turistas con algún tipo de discapacidad física. Si el objetivo es visitar San Mateo o la plaza de las Veletas, el recorrido deberá empezar por el adarve de la puerta de Mërida. Otra de las dificultades añadidas para este vecino es el suelo empedrado. En este último aspecto se pronuncia C’s, que acompaña al vecino en su recorrido por el casco histórico, asevera que pedirá sustituir el pavimento. Cayetano Polo, su portavoz, esgrime que «carece de valor histórico» y que se «puede sustituir por otro mejor»

En plena ciudad intramuros Caso denuncia que los carteles informativos de metacrilato que presentan edificios emblemáticos no son legibles. «Entre la altura a la que se encuentran, la transparencia y la tinta la mayoría de las personas no se dan cuenta de su existencia», secunda. En este recurso hace hincapié también Joaquín Agudo, técnico de la Oficina de Accesibilidad Cognitiva de Extremadura (OACEX).

Las personas con discapacidad intelectual reclaman una adaptación de los recursos que tiene la ciudad para el turismo. En ese sentido, Agudo apunta que la cartelería «deben estar en un lenguaje sencillo que se comprenda y si está apoyado con pictogramas, mejor». También apunta que «si vamos a una visita turística, los guías deben saber dar la información de una manera determinada, si puedo evitar utilizar palabras técnicas, mucho mejor, la función de los guías». Insta a colocar señalética para indicar el inicio y el fin del recorrido. «Si hago una ruta debo saber dónde empezar, poder orientarme y debo terminarla, si eso se produce, la accesibilidad habrá cumplido su cometido», concluye.

ESPACIOS «PARA TODOS» // Por el momento, el ayuntamiento anuncia luz verde para medidas de accesibilidad con la implantación de códigos Bidi y pictogramas y nuevos carteles informativos. Actuará en la calle Obras Pías de Roco y ha dado cuenta del inicio de las obras de Alzapiernas, Sánchez Barona y Uribarri a cargo del Consorcio Cáceres Ciudad Histórica. Si bien es cierto, edificios municipales o instalaciones como el Gran Teatro que recientemente han incorporado un sistema de bucles de inducción magnética o Los Barruecos con su ruta de los sentidos con un recorrido accesible para personas con movilidad reducida, amplían el recorrido de la accesibilidad universal en los espacios cacereños. «Si bien es cierto que se está avanzando, también es cierto que queda mucho por hacer, el mayor reto es concienciar para que la sociedad no siga siendo la mayor de las barreras, las ciudades son de todos y para todos», concluye el cacereño.