Un exreligioso acusado de abusar sexualmente y de forma reiterada, casi diaria durante seis meses, de un joven discapacitado, ha reconocido los hechos y aceptado una condena de ocho años y medio de prisión.

Esta condena es la pena mínima que se puede imponer por un delito continuado de abusos sexuales con acceso carnal, que es el que se le imputaba al exreligioso, Carlos Alfonso S. P., de 48 años, para el que el Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente 10 años de prisión.

Los hechos por los que se le condenan ocurrieron entre septiembre del 2009 y mayo del 2010 en la Casa de la Misericordia de Alcuéscar, un centro de atención a minusválidos psíquicos y físicos a cuyo cargo está la orden religiosa Esclavos de María y los Pobres, de la que era hermano el acusado, al que la propia orden denunció y expulsó de forma inmediata.

SIN JUICIO PUBLICO El exreligioso iba a ser juzgado ayer por la mañana en la Audiencia Provincial, pero evitó un juicio público al alcanzar su abogado con el Ministerio Fiscal una conformidad sobre la condena a imponer.

"El se ha reconocido culpable, ha reconocido que se acostó con el interno, pero lo hizo porque se enamoró de él y no pudo evitarlo", señaló su abogado, el letrado cacereño Angel Luis Aparicio. "Y como reconoce los hechos y está dispuesto a asumir la pena que se le imponga", añadió, "prefiere llegar a una conformidad y que no se celebre la vista". De hecho, hizo constar el abogado, "él está dispuesto a ingresar en prisión hoy mismo".

Carlos Alfonso S. evitó un juicio público, evitó tener que responder ante los presentes en la Sala a las preguntas que le formulase la fiscal encargada del caso y su abogado, las declaraciones de los testigos, los informes de los peritos..., pero no su presencia en la Sala para ante los magistrados de la Audiencia, la fiscal y su abogado reconocer los hechos y aceptar la condena.

A ella llegó, acompañado de un empleado del despacho de su abogado, intentando ocultar su rostro con gafas de sol oscuras y levantándose el cuello de la cazadora, cerca de las 12.30 horas, y apenas media hora después concluía la vista. A él se le permitió salir por una puerta interior de la Sala y por los aparcamientos del Palacio de Justicia a la calle, evitando así encontrarse de nuevo con las cámaras.

Y mientras él se marchaba su abogado informaba de la condena finalmente impuesta. Además de los ocho años y medio de prisión, también una pena de 10 años de alejamiento de su víctima, a contar estos una vez cumplida la de prisión; y el pago de una indemnización de 30.000 euros al joven del que abusó por los daños morales causados al mismo.

DURANTE 6 MESES La víctima de este exreligioso tenía 23 años cuando ocurrieron los hechos y llevaba tan solo tres meses en la Casa de la Misericordia de Alcuéscar, centro destinado a ancianos y personas con discapacidad o necesidad en la que el exreligioso condenado prestaba sus servicios como cuidador.

Precisamente "prevaliéndose de la superioridad que le otorgaba su condición de hermano de la congregación y su puesto como cuidador", relata la fiscal sobre los hechos en su escrito de acusación, "mantuvo con una frecuencia casi diaria relaciones no consentidas con un interno de 23 años". Un interno, se añade, que sufre un retraso mental leve, "con trastornos de conducta que le determinan claras dificultades en la capacidad de discernimiento, poder razonador y juicio crítico, que tiene reconocida una minusvalía psíquica del 72% y que fue judicialmente incapacitado en el año 2006".

Y también se hace constar que los abusos a los que el exreligioso sometió al joven provocaron en este "un estado de gran nerviosismo y ansiedad, que determinó algunas fugas del centro", llegando en una de ellas incluso "a intentar suicidarse mediante la ingestión de pastillas", lo que hizo que tuviera que estar ingresado durante 15 días en el psiquiátrico de Plasencia. Y además, "a consecuencia de la vivencia de aquellos abusos, se ha producido un agravamiento de su sintomatología previa".