Juventud, divino tesoro / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro / y a veces lloro sin querer. Los versos de Rubén Darío volvieron a resonar este lunes en el corazón de Cáceres. Por segundo año, la ciudad ha querido reivindicar al poeta conocido como el príncipe de las letras coincidiendo con el nacimiento del escritor nicaragüense un 18 de enero. El escenario fue la plaza de San Jorge, rincón que luce un singular blasón en honor al poeta nicaragüense desde hace más de cuarenta años.

La iniciativa nació el año pasado con el fin de darle mayor presencia a la figura y al legado del escritor y está comandada por la asociación de vecinos Ciudad Monumental, Amigos de la Ribera del Marco, el Ateneo de Cáceres y la familia de Edwin Zúñiga, pianista de ascendencia nicaragüense. De hecho, el joven y laureado compositor fue el encargado de poner broche por la tarde al programa de actos con un concierto de piano en el Palacio de Camarena para honrar al literato.

En el acto de la mañana intervino Pedro Moreno, de la Asociación Amigos de la Ribera del Marco, uno de los organizadores del homenaje. Destacó al autor como «impulsor del modernismo literario» y calificó su poesía de «profunda, bella e inspiradora para los grandes genios». Aprovechó en su intervención para citar unas palabras que Antonio Machado pronunció sobre Darío sobre «sus versos tienen la armonía del mundo». Hizo mención también a la recién creada asociación cacereña sobre Rubén Darío y recordó que el colectivo ya impulsó en verano de 2019 una actividad en Navalsauz (Ávila), lugar de nacimiento del gran amor del escritor, Francisca Sánchez, donde se colocó una placa en su casa.

Rescate del olvido

Cabe recordar que la relación que mantiene Darío con la ciudad se fundamenta en un homenaje que se le hizo en los años 70 dentro de una ruta por ciudades españolas que hizo el embajador de Nicaragua, Justino Sansón, para que España reconociera la figura del literato. Entonces era alcalde de Cáceres Alfonso Díaz de Bustamante. Uno de los organizadores de ese primer homenaje fue el medio Radio Popular con José Higuero como director. Durante más de cuarenta años el blasón se ha mantenido en el olvido en pleno corazón de la parte antigua hasta que hace dos años los propios cacereños decidieron reivindicarlo para que Darío por fin ocupe el lugar que merece.