Aquellas mañanas en la radio de hace 20 años eran luminosas, un empeño diario por aprender a comunicar. A las carencias de la edad y la experiencia le ponían remedio la pasión, las ganas de crecer y esa tensión por llegar a la hora del programa con todo listo, apurando la última frase, el primer saludo del mediodía en el micrófono de Onda Cero.

A la actualidad de la mañana se sumaban voces de protagonistas, sonidos de otro tiempo feliz creciendo como periodista. En aquel estudio se sentaba de vez en cuando Fernando García Morales, ese veterano generoso que siempre tenía una frase, una referencia para ligar qué estaba pasando alrededor con alguna historia de esa ciudad de provincias en la que había crecido.

Era increíble escucharle hablar: sacaba unas notas del bolsillo y lo demás era contar y contar: la plaza Mayor, aquel y este alcalde, ese conde y su palacio y, por encima de todo, una demostración de amor a Cáceres que se hacía viva con un montón de palabras al viento. Te vas, Fernando, pero siempre quedará en la memoria de los que aprendimos de ti ese afán por saber, por demostrar que ser periodista es un oficio para toda la vida.