Varias personas se han interesado por la situación de David Peña, el joven de 22 años que lleva mes y medio viviendo en la calle. Desesperado decidió contar su historia a este diario, necesitaba sacar la rabia que tenía dentro y agotar todas las alternativas a su alcance para poner fin a su infierno. Hasta el pasado diciembre vivía con su abuela, pero falleció. Ahora, por circunstancias familiares, no tiene nada y se ha quedado en la calle.

No se le olvida la primera noche que pasó a la intemperie, en la estación de Renfe. Dice que no pudo conciliar el sueño porque su cabeza no paraba de dar vueltas. Mes y medio después su situación no ha cambiado. Se ha trasladado de lugar y ahora pasa las noches en un garaje en Nuevo Cáceres, pero tampoco duerme. "Hoy --por ayer-- me han dado las cuatro y media de la mañana y a las seis ya estaba despierto. Así todas las noches", dice. Está agotado.

El Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas) le ha concedido una ayuda de emergencia social de 491 euros para dos meses --no sabe si podrá volver a solicitarla o si se la concederán en octubre--. Quiere emplear el dinero en un piso para tener una cama donde dormir, pero no encuentra nada. Los que le ofrecen o le piden que formalice un contrato de un año o le exigen dos mensualidades por adelantado, algo que no se puede permitir. Ha solicitado asimismo una vivienda social a los servicios municipales, pero está a la espera de reunirse con la concejala del área, Marisa Caldera, y con los técnicos municipales para que le expliquen el proceso.

Cruz Roja también se ha ofrecido para ayudarle a pagar el alquiler a través de una prestación que concede la oenegé, pero para ello necesita un contrato de arrendamiento legal y los propietarios que encuentra no hacen contratos oficiales. "Lo primordial es encontrar una casa, aunque sea un par de noches. Por lo menos dormiría bien y cogería fuerzas, pero ni ofreciéndome ayudas encuentro un sitio", asegura. "Me niego --continúa-- a ir al centro de transeúntes de Cáritas, no por nada pero no quiero ir allí, mi corazón me dice que no me rinda".

Los servicios sociales y Cruz Roja no son los únicos que se han ofrecido a ayudar a este joven. Desde que este diario publicara su historia el pasado 5 de agosto han sido varias las personas que han llamado a este periódico interesándose por su situación. De momento está a la espera de reunirse en los próximos días con una señora que le llamó para ofrecerle una vivienda y otras dos personas quieren hablar con él para intentar buscarle un trabajo. "En septiembre se van algunos de mis trabajadores. Quiero tener su teléfono por si en algún momento me hiciera falta un empleado hablar con él, conocer su perfil y valorar si encaja en este trabajo", indicó el propietario de un establecimiento hostelero, que llamó hace unos días para solicitar su contacto.

MAS OFRECIMIENTOS Otra señora que reside en Campo Maior también se ha interesado por él con la intención de ofrecerle un hogar y un trabajo, ya que gestiona una empresa de café en el lugar en el que reside. Por el momento solo son intenciones porque, a día de hoy, David Peña continúa viviendo en la calle.

Desde ayer al menos tiene comida diaria durante un mes. Una conocida se puso en contacto con él a raíz de leer su historia en este periódico y se ha ofrecido a pagarle el almuerzo en el buffet de la cafetería del hospital San Pedro de Alcántara. "Se agradece que la gente se interese por mi situación. Son tres personas las que han llamado en un mes y eso es de agradecer", decía ayer.