Un juego. A eso se reduce el adiestramiento de los perros policías para el rastreo y detección de sustancias estupefacientes: hachís, heroína, cocaína... Nada de inducirlos a ingerir drogas como erróneamente sostiene una leyenda urbana. Lo explican Juan Miguel Tadeo, policía y monitor de guía canino de la unidad de Badajoz, y Juan Manuel Gordillo, secretario regional del sindicato policial UFP, que ayer dirigieron el curso básico de adiestramiento de perros para policías nacionales, que se ha impartido en Cáceres y en el que han participado 40 agentes.

Y como se trata de un juego, el perro que mejor se adiestra para la función de rastreador es "el que se vuelve loco por jugar", señala Tadeo. A esa cualidad le deben acompañar otras como un buen carácter, que sea un animal atento a su guía y que esté siempre predispuesto al trabajo. Con eso y seis meses de entrenamiento, el perro puede estar operativo al cien por cien para su primera misión contra el narcotráfico.

El hachís delatador

Al principio se trata de una simple operación de esconder el juguete del perro: un mordedor, una pelota... Su olor le guiará hasta él. Unas gotas de esencia de droga sobre el juguete harán el resto. El animal memoriza ese olor y lo asocia al juguete, así cuando lo descubre en un coche, una casa o cualquier otro sitio, él lo que busca es su pelota o mordedor y "da vueltas alrededor del lugar, empieza a rascar o morder para hacerse con él".

Un perro tiene una capacidad olfativa 300 millones superior al del hombre, de ahí su eficacia en las operaciones antidrogas. El hachís es la sustancia que mejor se detecta, incluso una pequeña china , y la cocaína, por el contrario, la peor. Además, los traficantes cada vez lo ponen más difícil. Ya se han intervenido en España los primeros alijos de cocaína sin olor y en sofisticadas formas de fabricación, como por ejemplo estructuras de maletas elaboradas con cocaína negra.

Los narcotraficantes no descansan para intentar burlar el olfato acusador de los perros, infalible en un 85% de los casos. Los asistentes al curso pusieron ayer a prueba el de sus propias mascotas en las clases prácticas que se impartieron en el ferial. Tras la voz de busca, busca , un labrador, un pastor alemán o un boxer jugaron a perros policías por un día.