El granito de una iglesia centenaria no es precisamente fácil de poner a punto. Por ello, la iglesia de San Juan cerró ayer sus puertas con el fin de realizar una operación de limpieza a fondo. Durante la jornada, un grupo de voluntarios se afanaron en dejar el pavimento en el mejor estado posible, con mangueras a presión y la ayuda del personal y la maquinaria específica de una empresa cacereña.

Los trabajos obligaron a interrumpir ayer todos los cultos, en concreto las tres misas diarias que ofrece el templo, a las 8.00, 11.30 y 20.30 horas, si bien hoy han vuelto a restablecerse.

La intensidad de la limpieza sobresaltó ayer a algunos de los viandantes que pasaban por la iglesia, en pleno centro, debido a la cantidad de agua que salía por las puertas del templo.