Como ciudadano no puedo entender que alguien esté a favor de que nuestras calles estén sucias. No creo que ningún ciudadano consciente esté de acuerdo en que se tiren alegremente papeles al suelo o se pinte en la fachada de un domicilio particular una rúbrica anónima. Estos actos se pueden entender desde la costumbre, por ejemplo. Es una costumbre aceptada arrojar basura a los suelos de los bares: desde palillos, colillas, pañuelos sucios hasta trozos de carne. También es otra costumbre aceptada que los centros comerciales inunden las calles con su publicidad. Si bien algunos actos se pueden explicar desde la costumbre, otros sólo se pueden explicar desde la más pura insensibilidad, pasotismo o desfachatez. Vaciar el cenicero del coche mientras esperamos que el semáforo se ponga en verde estaría en esta última categoría.

La ordenanza municipal reguladora de la convivencia ciudadana y de la protección del entorno urbano de Cáceres denomina tales conductas como incívicas y actitudes antisociales escasamente respetuosas. Ahora bien, en su artículo 12 se prohíbe "la colocación de carteles y pancartas con carácter temporal que sólo se podrán llevar a efecto previa autorización municipal, en lugares habilitados al efecto y durante el tiempo que se determine en la propia autorización, siempre que no dañen la superficie sobre la que se instale y sean de fácil extracción o retirada. En ningún caso podrán colgarse de árboles ni de cualquier otro elemento vegetal".

Ante esto cabe preguntarse: ¿Es una conducta incívica o antisocial colocar una pancarta en las barandillas del quiosco de la música sin pedir autorización al Ayuntamiento de Cáceres? La respuesta es sencilla: No es una conducta incívica colocar esa pancarta. Y podemos formularnos otra pregunta: ¿A qué se debe ese artículo en esa ordenanza que se propone erradicar malos hábitos de convivencia como el hecho de arrojar papeles al suelo? Da la sensación que el artículo se les ha colocado en medio de tantas buenas intenciones y tantos buenos objetivos.

Volvemos a repetir que nadie en su sano juicio está a favor de que las calles estén llenas de mierda. Pero de ahí a estar en contra de colocar pancartas de protesta, pancartas de expresión popular, pancartas de rechazo a la gestión municipal, en definitiva, en contra de colocar pancartas si no cuentan con la aprobación del ayuntamiento... Nos podemos plantear si lo que en realidad se pretende, además de mantener limpias las calles, es limpiar las ideologías contrarias al PSOE y el PP (de ambos es el futuro ´hijo díscolo´).

Respecto a los carteles, es cierto que en ocasiones se colocan en lugares no habilitados. A la gente que estamos en el mundo asociativo nos gustaría disponer de unas infraestructuras parecidas a las que los partidos políticos municipales utilizan en los periodos electorales para colocar sus carteles en los distintos puntos estratégicos de la ciudad. Podemos prescindir de los artilugios utilizados para colocar carteles en las farolas.

Nos gustaría que el concejal de turno iniciara una ronda de contactos con las asociaciones para diseñar esas infraestructuras en las que poder colocar nuestros carteles de protesta contra la gestión municipal ¿No es anecdótico el asunto? Tener que pedir una autorización al ayuntamiento para colocar una pancarta que reza "Saponi, páganos el taxi" ¡Y por supuesto que la pancarta no se va a colocar en un árbol!

Por suerte en el mundo asociativo hay muchos ciudadanos que apuestan por la preservación del medio ambiente, del entorno y por las energías renovables como fuente de riqueza y de empleo. Afortunadamente tuvimos profesores que nos hablaron de cuidar los árboles y en preciosas mañanas primaverales nos llevaron al cerro del barrio a plantar árboles. Afortunadamente tuvimos profesores que nos educaron cuando fuimos niños. Y ahora colocamos pancartas de protesta y nuestra educación nos dice que no precisamos autorización para ello. Por favor, no se olviden nunca de la educación y que colocar una pancarta no es un acto vandálico ni antisocial.