Duele la llaga al PP local y es lógico que así sea. Duele y lo muestra en múltiples detalles a pesar de las palabras que aparentan desdeñar lo acaecido. Se ha ido un concejal de sus filas dejándoles el gobierno sin mayoría absoluta y la llaga del orgullo sangra y sangra sin remisión. Demasiado tiempo gobernando sin precisar acuerdos ni consensos edulcorados, fingidos o convencionales como para saber hacerlo ahora, sin aprendizaje y hacerlo bien.

Pero se equivoca el PP cuando busca sus adversarios fuera, más allá de la controversia política. El PSOE, que aspira a gobernar la ciudad de Cáceres, no ha tenido la culpa de sus desdichas, tan lastimosamente contadas. Debe el PP mirar sus interiores, la relación entre compañeros, el respeto a las opiniones de sus miembros, la coordinación entre las personas y las tareas de un gobierno que tiene en sus manos un presupuesto y una ciudad y a sus órdenes un equipo interesante de técnicos suficientemente cualificados.

Ahí quizá encuentre algunas respuestas para tantos interrogantes. Los grupos humanos son generalmente heterogéneos por mucho que unas siglas aparenten homogeneizarlos. Cada persona se ve a sí misma de una forma que no siempre coincide con la que la ven los otros y el concepto de dignidad personal, equivocado o no y de respeto a si mismo, sigue marcando las conductas y los comportamientos.

Busque el PP dentro de sus huestes, revise sus demonios y contradicciones. Haga un ejercicio interno y sincero de humildad y recuerde la ley física que asegura que todo lo que sube baja y que las aureolas que rodean la cabeza de los poderosos también se desdibujan con el tiempo y las circunstancias.

Trabaje el PP seriamente y no fíe su estado y su porvenir en manos de personas que se mueven entre infundios y miserias. No intente llevar la crisis propia a otros lugares ajenos ni crear chapapote con el propósito de enfangarlo todo para que no se distinga lo que es de unos y lo que es de otros. Y cuídese de jefes que han cambiado muchas veces de suerte y condición olvidando sus raíces y las de sus ancestros. O son tan jóvenes que desconocen de la vida y de las personas mucho más de lo que ellos mismos quisieran.

Dejen al PSOE tranquilo porque el problema lo tienen ustedes y son ustedes, si así lo creen preciso, los que han de solucionarlo. Dejen de mentar indignamente al presidente Ibarra porque lo único que ha hecho en relación con este asunto es mostrarse con hidalguía y generosidad y busquen escapar de tanta demagogia para centrarse en aquello interesante y productivo para Cáceres y sus habitantes. Porque creo que fue para esto último para lo que fueron elegidos hasta el año 2007. Lo que venga después tendrán que trabajarlo. Sin esquizofrenias ni hipocresías.