En España la educación musical ha brillado siempre por su ausencia. En el bachillerato fue siempre una "maría" que no aportó ningún conocimiento a los alumnos ni les permitió un acercamiento a los clásicos ni los incitó a escucharlos. Nuestra cultura musical no vas más allá de "Paquito el chocolatero". Buena prueba de ello es que los más celebrados de nuestros intelectuales han pasado de puntillas por la música clásica y apenas le han dedicado páginas en contraposición con lo sucedido en otros países, sobre todo los centroeuropeos e Italia. De esta manera la música culta ha quedado para minorías y se ha desprestigiado la música popular. Incluso la zarzuela no ha pasado de ser una opera en alpargatas. Sin embargo la Orquesta de Extremadura reunió a una considerable cantidad de público para escuchar un concierto y no es menos noticia que muchos de los asistentes solicitaban más actos similares, lo que demuestra que el buen gusto también está presente en ellos.

Probablemente la ubicación resaltara aún más los méritos de la orquesta, que ya son muchos, pues la plaza es un marco incomparable porque tras su remodelación permite actividades que antes estaban vetadas por la distribución del espacio y colocar la orquesta delante del Arco de la Estrella, en la ciudad monumental, ha sido un acierto pleno.

Pero no solo el público solicita más actos, también algunos hosteleros piden a las instituciones que programen más acontecimientos. Es una buena idea. Pero estamos en lo de siempre: "Que nos den, pues nosotros solamente estamos para poner el cazo".

Siendo ellos quienes más beneficios económicos obtienen de los actos multitudinarios que se celebran en la plaza parece lógico exigirles que contribuyan en los gastos aunque bien pensado quizás deberían ser ellos quienes los organizaran y sufragaran pues pueden hacerse muchas cosas con poco dinero.