"El arte debería dar siempre la vida y nunca quitarla. Hablé con el autor de la instalación el día que se inauguró, pero no comparto la representación. No veo que haya arte en esa obra porque atenta contra la vida. ¿Que cómo reaccioné cuando la vi? Al principio, reconozco que me quedé aturdido y asombrado nada más entrar en la habitación de Habana Espacio Libre. Pensé que los grillos no eran de verdad, que eran máquinas y, después de un minuto de duda, pude comprobar que estaban vivos. En definitiva, solo puedo decir tras haberla visto de cerca que me parece que esa instalación supone un atentado contra la vida".