En Cáceres hay tradiciones de gran raigambre que se conservan en toda su identidad y plenitud. Desde tiempos inmemoriales, por estas fechas, se desarrollan unas fiestas muy particulares. Son las que se organizan en las naves de las zonas industriales de la ciudad, como el polígono de Aldea Moret, Las Capellanías o, especialmente, en La Charca Musia.

Algunas son espectaculares. Los propietarios de los negocios hacen de perfectos anfitriones y lo preparan todo con mimo y con cariño. Se trata de invitar a clientes, familia y amigos, a los que se les obsequia con la degustación de diversas viandas, unas cervezas o vinos de la tierra, en medio de un ambiente saludable y festivo.

Hay alguna especialmente original, como la que se desarrolla cada año en el taller mecánico de Julián Paredes, en 'la Musia', enclave catovi por excelencia. Nunca faltan, además del excelente ambiente, las rifas y las viandas, las sorpresas. En éste se dio un homenaje a una pareja que cumplía sus bodas de plata, cuando en la puerta del taller apareció nada más y nada menos que una limusina, con la que se dieron un garbeo. Cada año, una pareja recibe un perro de porcelana que tiene que devolverse el año siguiente. También ha habido decoración especial: los camellos que ha elaborado un artista local que trabaja una nave muy cercana. La imagen vale más que mil palabras. Qué buen rato. Qué grandes momentos cada año.