El Junquillo ya tiene pobladas su primeras viviendas, y de aquí a un tiempo no muy lejano habrá alrededor de 2.500 personas ocupando sus hogares al otro lado de las vías, que como ya ha informado este diario siguen sin vallar y sin proyecto a medio, corto o largo plazo. La situación de este nuevo barrio se asemeja a la de otros distritos, como Aldea Moret o La Cañada, respecto a la peligrosidad que entraña no tener ningún cerramiento, según exige la normativa ferroviaria en el trazado urbano. Además supone, como en todas las zonas afectadas por las vías, un aislamiento del resto de la ciudad, que obliga a los vecinos del Junquillo a coger el coche para cualquier salida a un Cáceres que solo vislumbran al otro lado de las vías.

En los sondeos que ha realizado EL PERIODICO entre los vecinos del Junquillo, y también a algunos residentes de la zona de Castellanos afectados por su cercanía a las vías, destaca la opinión general de que todo el problema se fundamenta en el fallo del plan urbanístico del barrio, al que se accede a través de un paso bajo el trazado ferroviario, que solo permite el acceso en coche, y no se puede salir ni entrar andando de la urbanización, por la falta de acerado, sin incumplir la ley.

Los ciudadanos consultados opinan que tanto el vallado como la falta de accesos, provocada por la situación de las vías, son problemas que deberían haberse solventado antes de dar las viviendas del Junquillo. Aunque el tren estuviera antes que el barrio, los vecinos se quejan de que una vez la zona se ha habitado, este tipo de irregularidades tendrían que zanjarse cuanto antes.

La espera es larga, y el día a día corto. Los vecinos tienen que convivir cada mañana con unas vías peligrosas, a la vez que una muralla a ras de suelo --la vía-- que los separa. Aún sin autobús, y con promesas del ayuntamiento de regular la situación, tienen que resignarse a coger el coche. La única alternativa es cruzar una rotonda llena de vehículos caminando sin arcenes, con riesgo de recibir una multa, por el hecho de ir a comprar o intentar llegar a la ciudad.