Viven y trabajan en la calle Angelita Capdevielle, pero se quejan de que las instituciones parecen no darse cuenta de ello, por eso se sienten ´los otros´ y miran con recelo las mejoras que se han llevado a cabo recientemente en el entorno de esta popular calle, renovando acerados, pavimento y saneamiento. "Y mientras nosotros sufrimos continuos reventones de agua, que se limitan a parchear, y la zona está abandonada", se quejan señalando las baldosas sueltas en tramos del suelo y los grafitis en las paredes de bloques y callejones.

La protesta en cuestión la pronuncian los vecinos del número 4 de la calle, el bloque de ladrillo gris que está situado en la esquina, entre las avenidas de Cervantes y de la Bondad, que hace años que se incorporó a la calle Angelita Capdevielle tras pertenecer a la numeración de Antonio Hurtado y después a la de la propia avenida de Cervantes.

"Cada dos meses se produce alguna rotura de una tubería", afirman. Las marcas de cada reventón la constituyen el grupo de losetas que se han repuesto tras la reparación. El origen lo sitúan en las mejoras que se han llevado a cabo en los aledaños de este bloque, pero no en la red que a ellos les afecta. "Han cambiado las tuberías y las han puesto más grandes, por lo que cuando el agua llega a éstas, más viejas, revientan", dice Antonio Martín, que vive en el quinto piso del bloque.

Más de veintiséis problemas han contabilizado durante los últimos años, "el último poco antes de Navidad", recuerdan. De hecho, cada pocos metros, un bloque de losetas repuesto sobre el pavimento original muestra el punto en el que se ha llevado a cabo la reparación de una de esas roturas.

Además se quejan de que el modo en el que se han llevado a cabo las reposiciones del pavimento son las responsables de la balsa de agua que se origina delante del portal del bloque cada jornada de lluvia.

"Nos llega hasta aquí", indica uno de los vecinos señalando justo por debajo de la rodilla. Eso provoca que el agua entre dentro del portal.

Daños

Más allá de la cuestión estética del pavimento, los vecinos se quejan de que la situación de las tuberías y las continuas roturas en ellas están afectando a las calderas y calentadores de sus viviendas. "Tuve que gastarme 1.000 euros en cambiar la caldera tras uno de esos reventones porque el barro que llegaba al volver el agua acabó por obstruir la válvula", cuenta Martín.

Julia González también debió reparar el calentador de su vivienda por ese motivo y algo similar le sucedió a Juan Tejerina, que regenta la peluquería Tejerina. "Cuando sacaron la resistencia de la caldera, estaba llena de barro", señala. "Y lo peor --advierte-- es que nadie te indemniza por eso, ni por los días de trabajo que pierdes cuando estamos sin agua".

Los vecinos del bloque reclaman que se acometan mejoras en la red de abastecimiento y saneamiento para evitar estos problemas, y que se repare el maltrecho pavimento para sentirse, ellos también, un poco más de Angelita Capdevielle.