En Sicilia, la Mafia; en Nueva York, la Cosa Nostra; en Galicia, La Comisión. El abogado cacereño Pablo Vioque Izquierdo pretendía desde mediados de la década de los años 80 implantar en Galicia el sistema organizativo de la mafia.

Esta semana EL PERIODICO EXTREMADURA ha dado a conocer que la Audiencia Nacional ha procesado a varios familiares del letrado: su madre, su cuñado y su suegra, por un presunto delito de blanqueo de dinero procedente del tráfico de drogas.

En medio de este escenario, José Luis Orbaiz, uno de sus exsocios y exclientes, que acaba de ser juzgado por una operación de tráfico de cocaína a gran escala, ha declarado ante el tribunal que Vioque le propuso, ya en los 80, a él y a varios contrabandistas y narcotraficantes de la comarca de la ría de Arousa, constituir La Comisión. Según informa el diario coruñés La Voz de Galicia , Vioque intentaba crear dentro del sector del narcotráfico un órgano de decisión similar al que existe en el seno de la Cosa Nostra de Nueva York, en el que están representadas con voz y voto las distintas familias mafiosas.

El periódico gallego precisa que este órgano recibiría el nombre de La Comisión y se encargaría de delimitar las zonas de actividad y de efectuar un reparto del trabajo, así como de solventar los problemas que pudieran surgir entre sus miembros.

El peligro de que Galicia se convirtiera en la Sicilia española ya había sido advertido por el entonces teniente fiscal antidroga Javier Zaragoza durante los preparativos del juicio de la llamada operación Nécora .

"En Galicia existen organizaciones con una estructura sólida, con mucho poder, gente que mueve miles de millones de pesetas y que puede comprar voluntades. Es un riesgo palpable, los ajustes de cuentas y las muertes se suceden. Hoy Galicia no se puede comparar con Sicilia, pero es necesario cortar de raíz el germen", avisaba Zaragoza.

Entonces aún no se sabía que era precisamente un abogado cacereño quien movía los hilos para convertirse en el capo di tutti capi (capo de todos los capos). Tampoco imaginaba Zaragoza que 10 años después, el propio Pablo Vioque urdiría desde la cárcel una presunta trama para asesinarle.

ARGUCIAS NOVELESCAS

Cuando el fiscal Zaragoza hizo estas declaraciones, que en Galicia resultaron polémicas y fueron criticadas por el propio Manuel Fraga, Vioque ya había intervenido en casos que poco tenían que envidiar a las argucias novelescas de los mejores thrillers mafiosos.

Por ejemplo, el caso Intérprete , que data de 1983, cuando Vioque consiguió mediante gratificación que una intérprete, que tenía que traducir las declaraciones de unos tripulantes griegos de un barco apresado con tabaco de contrabando, dijera lo que el abogado le notificaba, logrando así que sus clientes, conocidos capos gallegos, fueran absueltos.

O el caso Carballo , cuando un pinchazo telefónico descubrió

que Vioque presionaba a una funcionaria de Justicia, ofreciendo lo que fuera preciso, para que el expediente de su cliente Manuel Carballo quedara inmaculado, consiguiendo así el indulto del gobierno. También consiguió que el magistrado de la Audiencia Nacional Rodríguez Hermida, condenado por cohecho y obligado a abandonar la judicatura tras poner en libertad al mafioso italiano Antonio Bardellino, pusiera igualmente en la calle al capo gallego Laureano Oubiña.

Estas y otras actuaciones ante los tribunales granjearon a Pablo Vioque el reconocimiento del mundo del contrabando, que veía en el letrado el cerebro imprescindible de una posible organización en la que estarían los grandes clanes liderados por los capos José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco, Laureano Oubiña, Marcial Dorado, Daniel Carballo (abatido por Tucho Ferreira en la vendetta del pub Museo de Vilagarcía), Manuel Charlín Gama El Patriarca, Luis Falcón Falconetti, José Luis Orbaiz o Manuel Carballo Jueguen.

Pero La Comisión no acabó de fraguar por tres razones: los recelos entre los clanes, la acción policial y de la justicia, que comenzó a estrechar el cerco al narcotráfico, y la aparición de los delatores y arrepentidos.

Al igual que los arrepentidos Tommaso Buscetta y Salvatore Cancenni fueron fundamentales en los golpes policiales a la mafia siciliana en los 80 y los 90, en Galicia, arrepentidos como Ricardo Portabales o Manuel Vázquez Padín resquebrajaron las estructuras del narcotráfico.

Fueron precisamente dos arrepentidos, Manuel Vázquez y Juan Carlos Sotelo, Los Piturros, quienes cantaron para que Pablo Vioque fuera acusado, detenido y juzgado por el caso Dobell: un alijo de 2.000 kilos de cocaína aparecido en las costas gallegas.

Otra declaración, la de Gustavo, ecuatoriano confidente de la Guardia Civil, llevará a Vioque de nuevo al banquillo. Este exmilitar habría sido supuestamente contratado como matón por el venezolano Freddy Tratales, compañero de patio de Vioque en la cárcel, para acabar con la vida del fiscal Javier Zaragoza.