TDte pequeño siempre me decían que debía decir la verdad. Estudié en un colegio privado. Disculpen, en un terrible colegio privado de frailes, el San Antonio. A mi madre le aconsejaron que no se empeñara. Al parecer, solo valía para picar piedra. Y así fue. Mientras me licenciaba en Bellas Artes piqué piedra. Demostrando que querer es poder, he aprendido a convivir con la lateralidad cruzada y la dislexia, y he conservado esa costumbre cristiana de decir la verdad, mi verdad.

Me sorprende cuando me dicen: "jamás me atrevería a escribir como tú. Aunque tengas toda la razón, vas a buscarte muchos enemigos". ¿Se habrán dado cuenta que pertenezco a la generación perdida? Créanme cuando digo que ya estoy bastante jodido. Señores, no es malo tener miedo. Todos lo tenemos. Lo malo es el que el miedo domine tu vida. Cada generación tiene sus cosas y la mía no es la del silencio. Será la de auxiliares de enfermería con 67 años levantando amigos de menor edad, la de farmacéuticos con alzheimer cobrando sabe dios qué por receta, o la de un país con sanidad y educación privada. Viviremos en España cuando nos hayamos convertido en el país de las maravillas con Peter Pan al cargo.

Mientras tanto, en Cáceres seguimos permitiendo ser el culo del mundo, con políticos sordos, edificios sin sentido y del grifo de nuestras casas no sale agua, sale vino, buenísimo, porque la factura se ha duplicado como si llevara oro o propiedades curativas. Va siendo hora de que nos quejemos, que no se puede pagar agua del grifo a precio de Vichi Catalán con burbujitas incluidas.

Si seguimos así, no cabe duda que en esta ciudad seremos los mas fashion. A este paso fregaremos los suelos de nuestras casas con cava, nos lavaremos la cara con Perrier y para partes sensibles, gaseosa la Casera. Todo, por supuesto, comprado en tiendas de barrio. Me pregunto si es esta la razón por la que nuestras calles han perdido el brillo de antaño (entiéndase que es por ahorrar agua). Por favor, no quitéis la pista de hielo dejarla como reserva acuífera. Propongo Fuente Fría como el recurso de los pobres, es decir, de medio Cáceres. Que el descriterio les acompañe.