Va a ser muy difícil que los votantes cacereños comprendan las razones del pacto, si es que se llega a él. Especialmente los socialistas y populares. A los votantes socialistas se les ha vendido en la campaña que debían apostar por el progreso frente a la modorra e incluso el cutrerío, que era necesario un cambio para sacar al ayuntamiento del mar de deudas gestionando mejor.

Ahora resulta que se pide árnica a los creadores del cutrerío en el 2016, se solicita ayuda a quienes causaron el desastre económico y, como guinda, se necesita apoyo para aprobar un plan de urbanismo que según la doctrina oficial era un producto preparado para especuladores. No menos difícil lo tendrán los votantes populares. A ver quién les explica que se va a pactar con quienes según el evangelio de la derecha les han robado la alcaldía, que es conveniente apoyar a Vela y conviene caminar junto a Pavón.

En política tan legítimos y fructíferos son los pactos como los desacuerdos. Solo las situaciones desesperadas urgen el acuerdo unánime. ¿Quién está desesperado/a?. Según la alcaldesa sería el ayuntamiento. Pero al personal siempre le asaltará la sospecha de que la razón es otra: el guirigay con el que nos ameniza a veces el cuatripartito.