En un concierto no se aguanta el frío, y en el siguiente no se soporta el calor. El Palacio de Congresos de Cáceres se ha convertido en una especie de túnel de tiempo, pero meteorológico, de modo que tan pronto un músico se pone el abrigo como un espectador se queda en manga corta. Este mes se cumplen justo siete años desde su reinauguración, tras una ampliación del edificio original que supuso unos 10 millones de euros a la Junta de Extremadura. Y esa reforma se ejecutó apenas una década después de su apertura en 1998, tras otra inversión millonaria. Aún así, la climatización sigue dando serios problemas.

La cuestión se ha puesto especialmente en evidencia esta temporada, a raíz de los conciertos continuados que ha ofrecido la Orquesta de Extremadura. Hasta ahora desarrollaba su programa de abono en el Gran Teatro, pero la falta de espacio en el escenario para albergar a toda la formación aconsejaron su traslado, de modo que la orquesta se fue con la música a otra parte, en concreto al Palacio de Congresos, con más amplitud, modernas instalaciones y mayor aforo.

Y allí recalaron los cincuenta músicos el pasado octubre, al inicio de la presente temporada. En principio, un cambio muy acertado por las buenas condiciones del Palacio de Congresos. Pero llegó el invierno y con él se enfriaron los ánimos. La actuación del 13 de enero, ofrecida por la Orquesta de Extremadura y el actor Pepe Viyuela, deparó una imagen un tanto singular al tocar diversos músicos con abrigos, bufandas y hasta gorro. En el escenario el ambiente era gélido y poco a poco se fue extendiendo al resto del auditorio. El público acabó echando mano de lo que tenía para entrar en calor.

En el concierto del 9 de febrero las cosas fueron a peor. Durante los ensayos hacía tal frío y viento en el escenario que hasta se volaban las partituras, pero los músicos decidieron no faltar a su público. No pudo ser. Antes de comenzar el recital, las condiciones obligaron a suspenderlo. Los integrantes de la orquesta no se dieron por vencidos y se improvisó un auditorio en un pasillo de la planta baja del Palacio de Congresos con sillas de otras estancias. Pero el público dijo basta. No eran las condiciones que merecían estos profesionales. Más de media hora después se canceló definitivamente la cita.

El problema ya se conocía. Los fallos en la climatización vienen siendo continuos en el Palacio de Congresos, y la propia Junta de Extremadura admite la existencia de defectos estructurales que afectan a la climatización. Porque la calefacción funciona en el recinto, pero en el escenario se producen corrientes de aire que afectan a la caja escénica (por la existencia de paneles que no retienen por completo el paso del frío de la calle), y que llegan a extenderse a otras zonas del auditorio. En unas hace calor, en otras, frío.

Unas condiciones nada positivas ni para los instrumentos ni los músicos de la Orquesta de Extremadura, que ofrece en Cáceres entre 12 y 14 conciertos de abono de octubre a junio, además de otros recitales extraordinarios, que suman en total una veintena.

De hecho, tras su fallida actuación, los músicos ofrecieron otra el pasado 23 de febrero. Antes se hicieron algunas intervenciones técnicas para mejorar el sellado de la concha acústica y solucionar los problemas de corrientes de aire en el escenario y la entrada del frío. Ese día el espectáculo también merecía las mejores condiciones. El repertorio incluía piezas de Robert Schumann, Antonio Cortés y Haydn. Debutaba como solista invitado por la orquesta extremeña el austriaco Till Fellner, uno de los pianistas más reconocidos a nivel internacional. Pero esta vez la alta temperatura se hizo insoportable para el público.

«Comenzó a subir un calor agobiante, las butacas ardían. En las primeras filas se sorprendían con una botella de agua que habían dejado en el suelo y que estaba realmente caliente. Además nos extrañó que no hubiera descanso, que se hiciera todo el concierto seguido», afirma Montaña García, una de las espectadoras habituales. «Así no es posible disfrutar de la música con calidad, de estas interpretaciones magistrales», lamenta.

Desde la Junta no ocultan el problema y quieren actuar con rapidez. Ya está redactado el proyecto para la mejora de la seguridad y la accesibilidad de los espacios interiores y exteriores del Palacio de Congresos de Cáceres, que incluye el aislamiento del telón del auditorio exterior que comunica con el escenario y que mejorará la climatización del mismo.

El Ejecutivo regional prevé licitar el proyecto durante 2018 por una cuantía aproximada de 100.000 euros. Sobre esta cuestión dialogaron la consejera de Cultura e Igualdad, Leire Iglesias, y el gerente de la Orquesta de Extremadura, Esteban Morales, en el concierto del séptimo programa de la temporada desarrollado el 23 de febrero, que ambos presenciaron.

Músicos y público esperan que las obras se realicen lo antes posible. «Desde el primer concierto de la temporada ya nos percatamos de que había problemas con la climatización. Algunos músicos, con los que tenemos relación, vienen contando que pasan frío en el escenario. El día de la suspensión del concierto no quisimos que tocaran en el pasillo, no era oportuno, y al siguiente concierto pasamos un calor insoportable que subía desde el suelo y se percibía en las butacas», relata Montaña Corcho, una ciudadana abonada al programa de la Orquesta de Extremadura.

«El último día, nada más llegar, nos extrañó que las puertas de la sala estuvieran totalmente cerradas. Nos explicaron que era para evitar las corrientes», relata. «La situación no es procedente para una orquesta de esta categoría, que debería estar mimada. Esperamos que las reformas sean resolutivas», subraya la abonada.

Salvador Ibáñez es músico de la Orquesta de Extremadura, una formación integrada por medio centenar de profesionales cuya vocación no alberga dudas. «No queremos suspender ningún concierto, vamos a todos muy a gusto, el otro día queríamos tocar en cualquier otro sitio antes que cancelar la actuación, pero el público no quiso que nos agobiáramos, y además merece música con calidad», explica Salvador, también presidente del comité de empresa de la orquesta.

También asegura que se han buscado todas las soluciones posibles y tiene su confianza puesta en la reforma que se ejecutará este año en el Palacio de Congresos. «Al no haber climatización en el escenario, detrás hace frío y delante, calor. Ese contraste crea unas corrientes que no se pueden evitar. Nosotros acudimos a revisar el escenario días antes de cada concierto, pero a veces las condiciones cambian», explica.

Salvo este problema, la orquesta se muestra muy satisfecha con el Palacio de Congresos. «Nos gusta el sitio, las instalaciones, los camerinos, la acústica, el espacio... lo tiene todo», afirman.

Del mismo modo, los espectadores quieren dejar constancia del buen funcionamiento del Palacio de Congresos en todos los demás aspectos. «Está bien iluminado, limpio, y el personal se muestra muy amable», matiza Montaña Corcho. Lo único que esperan es que este auditorio deje de parecerse a la Canción de hielo y fuego, de Juego de Tronos, para acercarse un poco más al Gracias por la música, de Abba, sin guantes ni temperaturas tropicales.