Hace milenios, la civilización de Tartessos abrió un camino comercial que, saliendo de costas onubenses, recorría de norte a sur la Península por su margen occidental. Fenicios, griegos, cartagineses, lo siguieron utilizando como vehículo de intercambio de mercancías y culturas con los pueblos que poblaban las mesetas. Los romanos, conscientes del potencial estratégico de aquella vetusta vía comercial, la convirtieron en uno de los ejes principales de su compleja red de comunicaciones y la bautizaron Via ab Emerita ad Asturica . Pero fue el nombre árabe B´lata (camino ancho) el que la acabaría bautizando en la castellanización del vocablo: Vía Lata, Vía de la Plata.

Esa Vía Lata se convirtió en el más antiguo Camino de Santiago, el Camino Español, que llegaba a Compostela por el sur. Esa Vía Lata que ha sido distinguida, esta semana, con el premio Europa Nostra, pasa por la Calle de Sancti Spiritus, procedente de Zapatería, Godoy, Santiago y Caleros, continuando por la Calle Moros hasta buscar la carretera vieja del Casar. Sobre la Vía Lata, sobre el camino de Santiago, se levantó, hace algunos siglos, el Hospital de Sancti Spiritus.

Cuenta la leyenda que un santo varón se encontraba en estos lugares intentando conciliar el sueño y que una paloma llamó su atención insistentemente, molestándole, perturbándole. El intentó espantarla, pero la paloma se posó sobre el árbol y, revelándole que se trataba del mismísimo Espíritu Santo, le ordenó levantar allí una capilla en su honor. El santo varón recogió limosnas, y fueron tan generosas y abundantes, que además de la capilla, decidió levantar un hospital para la caridad.

Sea como fuere la verdad de la historia de la fundación, lo cierto es que en el siglo XV ya existía esta calle y el Hospital de Sancti Spiritus estaba en ella. Se trataba de uno de los cuatro hospitales que Cáceres poseía (Piedad, San Salvador y Peregrinos eran los otros) y estaba destinado exclusivamente para mujeres. Poseyó capilla propia y sus rentas ascendían a finales del XVIII a 13.229 reales y 17 maravedises. Señalaré que en aquella época existían en la Villa dos médicos y un cirujano. Los salarios corrían por cuenta del Concejo. Los médicos cobraban 400 ducados al año y el cirujano, la mitad.

Esta debe de ser la única calle de Cáceres que posea tres rótulos y cada uno escrito de una manera: Sancti Spiritus, Santi Spiritus y Santi Espiritu, siendo únicamente correcto el primero, como aparece en las grandes letras cerámicas del ángulo del Palacio de Abrantes. Hubo una época en la Edad Moderna en la que recibió el nombre de Calle del Hospital, pero, finalmente, retomó su denominación primigenia.

Como el resto de hospitales, enfermerías y conventos, fue desamortizado en el siglo XIX. Tras ello, aquí se instaló, durante años, el cuartel de la Guardia Civil, hasta que el edificio fue vendido a manos privadas y se demolió, para construir sobre sus restos, la primera fábrica de electricidad que tuvo Cáceres allá por 1897. Como esta ciudad nunca tuvo excesiva afición por el progreso, hubo sus protestas basadas en la insalubridad del uso del local. A pesar de los informes que hablaban de la escasa nocividad de la industria, los cacereños hicieron una campaña para seguir utilizando el alumbrado de petróleo y llegaron algunos a sabotear las instalaciones con nocturnidad. La fábrica eléctrica siguió adelante durante muchos años hasta que fue vendida en los años 40 y en 1946 se inauguró en este lugar el Cine Capitol, obra del arquitecto Luis Martínez Feduchi. El cine se mantuvo aquí hasta los 80, cuando se proyectaban películas de mala nota. Recuerdo el día en que me colé (siendo adolescente y mintiendo en mi edad) para ver La ley del deseo . Qué tiempos. Tras ser discoteca, ahora alberga la Obra Socio Cultural de Caja Duero.

Del Hospital poco o nada queda, quizá la portada se reutilizara para hacer el primer tramo de escaleras del número 1 de esa calle y la escondida gárgola cinomorfa del número 3 de la Calle Nidos sea procedente de él. Un poco más abajo, en el 11 de esa calle, se levanta el solar de los Nidos, construcción de escuderos de la que poco queda, la portada arquitrabada con mensulillas, dos ventanas trilobuladas y una respetable chimenea. Fue la casa de Alonso de los Nidos, Diputado de Santiago, que vivió ciento quince años entre los siglos XV y XVI. El mayorazgo de esta casa recayó en los Espadero y más tarde en los Duques de Almodóvar del Valle.

Vía Lata, Camino de Santiago, aparición del Espíritu Santo, Torre de Carvajal, casa de Gómez Becerra ¿Qué más se puede pedir? Calle de Sancti Spiritus, en la que vivo, sobre el huerto de Abrantes, en la que busco la felicidad, en la que me encierro buscando el sosiego, disfrutando tu privada eternidad entre los gruesos muros que celan nuestra existencia.

FE DE ERRATAS: Por error, la semana pasada apareció la foto del Convento de Santo Domingo en lugar de la Hospedería.