Los técnicos del Ayuntamiento de Cáceres paralizaron a última hora de la tarde del pasado miércoles las obras de demolición del emblemático edificio Cánovas, situado en la céntrica avenida de España, tras considerar que el sistema empleado por la constructora para el derribo entrañaba un peligro importante para los peatones y el tráfico rodado. El gabinete técnico de la Policía Local trasladó a la empresa la decisión municipal y la obra quedó paralizada como medida cautelar.

Antonio Mateos, técnico del ayuntamiento, comentó ayer a EL PERIODICO EXTREMADURA que la obra --será un bloque de viviendas de alto standing -- se ha frenado por dos motivos. El primero, porque no se ajustaba al proyecto inicial en base al cual el consistorio concedió la licencia, que contemplaba una demolición a mano y nunca a través de la maquinaria que se estaba usando.

La segunda razón es una consecuencia de la primera. La utilización de las máquinas suponía un problema importante de seguridad y salubridad pública. Mateos indicó que la demolición "estaba alterando la vida ciudadana" y dijo que causaba inconvenientes a los peatones, retenciones de tráfico, originaba mucho polvo y peligro para los vecinos por la posible caída de cascotes.

El técnico puso como ejemplo de demolición la efectuada en el antiguo mercado de Obispo Galarza, donde sí se usaron máquinas porque la medianería lo permitía y porque el entorno hacía factible que se desenvolvieran con facilidad. Pero esto no ocurre en el edificio Cánovas, situado en una calle relativamente estrecha para la colocación de estas máquinas, caracterizadas por sus grandes dimensiones.

Ayer mismo, responsables de la empresa mantuvieron un encuentro con el técnico municipal en el que se acordó la presentación de unos planos "más adecuados a la realidad del edificio" y un derrumbe manual. Mateos reconoció que este sistema dilatará la obra y aumentará el coste económico de la misma, pero --dijo-- "será menos peligroso para la gente".

EL PROYECTO

Antonio Mateos añadió que en el nuevo proyecto los empresarios deberán incluir las medidas de protección que van a emplear --especialmente las condiciones de vallado--, además de soluciones a la desviación de peatones y vehículos, así como todo lo referente a la señalización de esos desvíos. Una vez que la empresa solucione estas deficiencias, el ayuntamiento concederá los permisos en un periodo de menos de 24 horas.

El derribo del edificio Cánovas pasa por un largo pleito que se remonta a los años 80 y que llegó incluso al Tribunal Supremo por un problema que surgió con la propiedad.