La segunda jornada del Mercado Medieval de las Tres Culturas convirtió ayer la ciudad monumental en un auténtico parque temático de la Edad Media. Artesanos, músicos y actores hicieron las delicias de los visitantes que volvieron a llenar, al igual que ocurrió en la apertura del viernes, las calles de la parte antigua cacereña.

A pesar de que el frío volvió a acompañar a los visitantes, las plazas de Santa María, San Jorge y San Mateo registraban una masiva afluencia de público a mediodía. La oferta de los diferentes puestos de artesanía se mezclaban con la animación callejera en la que los niños eran protagonistas. Pero la principal novedad que presenta esta cuarta edición es la incorporación de la cetrería en San Jorge, con especies tan atractivas como la lechuza, el autillo o el halcón.

Ambientación mejorada

Otro de las cuestiones en las que ha mejorado el mercado tiene que ver con la ambientación. Hay antorchas y teas repartidas por los puntos más estratégicos de la parte antigua, junto a la oferta gastronómica al aire libre con productos gallegos, patatas asadas y una variada degustación de vinos, licores y cervezas.

Sin embargo, durante la jornada de ayer se produjeron numerosas quejas de los vecinos de la ciudad monumental por la gran cantidad de vehículos aparcados en el recinto intramuros. El presidente de la Asociación de Vecinos Ciudad Monumental, Luis García, denunció que el entorno del parador y de la plaza del Socorro "estaban hasta arriba de coches" e indicó que las furgonetas de los artesanos deberían estacionar en los aparcamientos habilitados en el edificio Valhondo. En este sentido, García propuso que la policía local vigile el mercado durante la madrugada y, si no es posible, que los artesanos saquen sus vehículos de la parte antigua por la mañana. La plaza Mayor permaneció cortada al tráfico durante toda la jornada, una medida que se mantendrá hasta las dos de la tarde de hoy.

La edición del mercado medieval, que no volverá a repetirse hasta el próximo año y que se ampliará a las calles del barrio judío, vuelve a recibir el respaldo ciudadano y confirma la necesidad de organizar actos que dinamicen el ambiente de piedra de la parte antigua.