El presunto parricida y su hermana vivían en el domicilio familiar para proteger a su madre de su padre, que la maltrataba desde hacía años. Daniel Cortés, de 38 años, harto de la violencia que soportaba cada día en casa, la madrugada del pasado lunes decidió acabar con la vida de su padre, Ángel Cortés Solana (68 años), de un disparo en el costado con una escopeta de caza propiedad de la familia. La situación era ya insostenible. De hecho aquella noche fue la última vez que Daniel Cortés presenció esas escenas de violencia hacia su madre. Así, a las cinco de la madrugada, se dirigió hasta la habitación en la que dormía su padre (el matrimonio no compartía cama) y le disparó.

Según ha podido saber este diario no fue la madre la que llamó al 112 como se creía ayer, sino que fue un vecino del edificio en el que residen, el número 4 de la calle Antonio Floriano Cumbreño, el que les avisó. Los servicios médicos no pudieron hacer nada por su vida. Poco después se personó en el lugar la Policía Nacional que, nada más entrar, se encontraron a la madre abrazando a su hijo consolándole. Según indicaron a este diario fuentes de la investigación, él justificó el crimen aludiendo a que llevaba treinta años sufriendo los malos tratos de su padre a su madre. De hecho a su progenitora llegó a decirle que «ya no vas a sufrir más».

Ni en la Policía Nacional ni en la Local constan denuncias previas por violencia de género. Fuentes de la investigación creen que el caso nunca se denunció por miedo a las represalias que podía tomar el fallecido.

El presunto parricida se encuentra en el centro penitenciario de Cáceres, después de que la juez titular del juzgado de instrucción número 4 ordenara su ingreso en prisión acusado de homicidio, tras tomarle declaración el lunes por la tarde durante casi dos horas. En la cárcel se encuentra supervisado por los servicios médicos. Ni el juzgado ni Fiscalía avanzaron ayer más datos sobre la investigación, ya que el caso se encuentra aún bajo secreto de sumario. Tampoco quiso pronunciarse su abogado de oficio, Daniel Pacheco; aunque las partes adelantan que el secreto podría levantarse en los próximos días.

CAPACIDADES MENTALES / Por el delito de homicidio se enfrenta a penas de diez a quince años de prisión. Fuentes jurídicas comentaron ayer a este diario que, si se demuestra que la situación insostenible que vivía en casa había alterado sus capacidades volitivas hasta tal punto de no ser consciente de lo que hacía en el momento del crimen, cabría la posibilidad de que finalmente quedara absuelto de los delitos.

Precisamente ayer el parricida fue trasladado desde la prisión hasta el instituto forense, donde le fueron practicadas varias pruebas a la espera de que confirmen si su estado psicológico está o no alterado. El día que fue detenido también le realizaron análisis de sangre para conocer si estaba bajo la influencia del alcohol o de cualquier otra sustancia.

Nadie se esperaba lo ocurrido. Los que conocen a Daniel, el pequeño de tres hermanos, le definen como una persona tranquila y amable. Desde el lunes en el barrio no se habla de otra cosa. Los vecinos a los que este diario interrogó tampoco se explican cómo ha podido suceder el crimen porque nunca habían observado nada extraño en la familia. De hecho aseguran que desconocían que existieran malos tratos, como confirma su entorno más cercano.

ANIMA A DENUNCIAR / La alcaldesa, Elena Nevado, se refirió ayer a este suceso durante la presentación de un programa de atención integral a víctimas de violencia de género que ha puesto en marcha el ayuntamiento. Mostró su «pesar y dolor» por lo ocurrido y transmitió el pésame a la familia Cortés Caldera. Aclaró que en la Policía Local tampoco existían denuncias previas de malos tratos y que la mujer nunca había solicitado ayuda a los servicios sociales.

Nevado animó asimismo a todas las víctimas de violencia de género a denunciar la situación y a sus familiares, amigos, allegados y vecinos a que saquen a la luz estas situaciones de maltrato para «poner fin a esta lacra social que afecta a todos». «Hay que denunciar porque, al final, todos somos víctimas», aseguró la alcaldesa.