La Parrilla de Galarza, situada en la última planta del céntrico párking cacereño, repite en su local de invierno el éxito que cosechó este verano en su terraza con vistas única al casco histórico, con la parrilla de carnes a la brasa, que es ya la referencia indiscutible de esta cocina en la capital.

La parrilla consta de siete cortes de ternera, ibérico y pollo, frescas y selectas. A su exquisita calidad hay que sumar su elaboración que en este restaurante es un ritual donde se mima cada detalle. Así, dispone de dos parrillas en las que se coloca la carne sobre las brasas de carbón de encina previamente quemado para eliminar todo el monóxido de carbono; se deja el tiempo justo para que esté en su punto exacto y se sirve en bandejas de piedra para mantener el calor. Para lograr esta perfección, el restaurante cuenta con un parrillero argentino que ha incorporado su experiencia y estilo a la parrilla.

La parrilla se sirve para dos personas por 20 euros con ensalada, pan y postre. Y a la brasa también se hacen chuletones de retinto, churrasco, chorizo criollo y otras piezas como secreto de ibérico. La carne se acompaña de chimichurri y salsa criolla.

Además la carta permite elegir entre cuatro arroces a cual más apetitoso; ensaladas originales, pescados selectos y aperitivos y postres caseros de primera.

Adolfo Maestre, propietario de la Parrilla de Galarza, está haciendo muchos cambios para mejorar este agradable y céntrico local.