TFtinalizábamos la semana diciendo adiós a la 25 edición del festival Womad en nuestra ciudad, una cita ineludible que este año finalmente transcurrió pasada por agua, cosa que no importó a los miles de seguidores acérrimos que bailaron y cantaron bajo la lluvia, --muchos-- sin hacer uso de sus paraguas. No se aguó, pues, la fiesta, aunque quizás quedase algo deslucida por el tiempo. Las músicas del mundo vibraron con fuerza en los escenarios habituales de plaza Mayor y San Jorge, aunque hubo de trasladar los conciertos de éste último el sábado.

Mientras, el nuevo escenario ubicado en Santa María, sonaba mucho mejor que los antes mentados, y las bandas extremeñas que allí se dieron cita, gozaron de un público entregado, sin ánimo de botellón. El pasacalles del domingo llenó de ritmo y color una mañana que de otro modo hubiera sido gris, poniendo punto y final a este 25 aniversario, y dejando el anhelo propio del 'womero' de pro, que se queda con ganas de más y comienza a tachar en el calendario los días que restan para la siguiente edición.

Y mientras la lluvia descargaba con fuerza sobre las estructuras de los escenarios a medio desmontar, artesanos, comerciantes y hosteleros hacían balance, y pasaban página para afrontar este fin de semana que se nos echa encima, marcado por puente en otras comunidades.

Y es que no hay inclemencia meteorológica que frene al turismo incipiente en este mes de mayo, mes que muchos viven como su "agosto" particular, pues Cáceres se llena de visitantes que sucumben ante éste nuestro casco histórico, Patrimonio de la Humanidad. Pero no solo la historia llama al turista, también lo hace la fiesta --caso del mencionado Womad, o de las ferias de San Fernando del próximo fin de semana--; por lo que hay que detenerse a valorar la oferta de ocio que actualmente se ofrece en la ciudad. Quizás sea el momento de retomar todas aquellas propuestas que hubo en su día para que Cáceres fuera capital cultural en este 2016, llevarlas efectivamente a cabo, y no dejarlas en "papel mojado".