La historia de este gran paseo de poco más de 300 metros comenzó en 1881, cuando se inauguró la estación de ferrocarril, el principal motor del desarrollo cacereño. Sin embargo, Cánovas a penas se desarrolló en el siglo XIX y solo vio levantarse tres edificios: el Hospital provincial (1892), las Hermanitas de los Pobres (1885) y el Parador del Carmen. No fue hasta 1910 cuando el entonces director de Obras Públicas, Luis de Armiñán, invirtió en la adecuación del paseo: dos vías laterales y un parque en el centro. Pronto se utilizó para actos oficiales y marchas militares. Además, Cánovas es un museo arbóreo de gran magnitud, con especies de diferentes partes del mundo.