El paseo arranca junto a lo que fue el economato de la empresa minera, el primer supermercado que tuvo Cáceres. Hoy el lugar lo ocupa el mesón La Dehesa, en la confluencia de la avenida de la Constitución y la calle Río Tíber. Medio centenar de personas buscan sombra y se arremolinan alrededor de Francisco López Naharro, el guía de esta excursión a pie ofrecida por las plataformas en Defensa de la Ribera del Marco y la de Aldea Moret, para escuchar la "historia olvidada" --dice López Naharro-- del pasado minero de Aldea Moret, y por ende de Cáceres.

Las historias que cuenta López Naharro no las ha leído en los libros. El nació en el poblado minero. Su padre era tornero ajustador y las vivió de primera mano. "Allí, en la farmacia de Bonilla --señala-- estaba la casa de huéspedes, aquí el economato y la piscina más allá. También teníamos cine".

Los caminantes, vecinos de esta barriada y de otras, viajan durante dos horas y media a la memoria de Aldea Moret. Visitan el pozo de La Abundancia, convertido en centro de interpretación de la minería; visitan Santa Bárbara, la patrona de los mineros y cuya fiesta está en proceso de recuperación; caminan junto a las vías del tren por las que se transportaba el fosfato de las minas, y deambulan por las calles del antiguo poblado, donde vivían las 150 familias que dependían de las minas.

17 viviendas habitadas

Actualmente, sólo 17 viviendas siguen habitadas, la zona es propiedad de la constructora Pronorba que proyecta en este área en desuso desde los años sesenta la construcción de 1.900 viviendas en ella y la basura se acumula formando una escombrera a las puertas del poblado.

"Es un patrimonio olvidado de la ciudad y del que quedan escasos ejemplos en el mundo", se lamenta Francisco López Naharro, propietario en Aldea Moret de la ferretería El Torreón. En su opinión, Cáceres le debe mucho a ese pasado minero, porque "eran grandes cantidades de dinero las que se ingresaban en las arcas de la ciudad por las minas y los trabajadores de ellas", sostiene.

De lo que fue el poblado queda poco intacto aunque en proceso de rehabilitación, como el Embarcadero, el viejo almacén de fosfatos que se convertirá en un centro social. El castillete de la Abundancia y la boca de extracción del pozo se recuperaron el año pasado para ubicar el centro de la minería.

Pero aún queda mucho por hacer. "Se ha cometido una gran injusticia con este barrio caído en desgracia y es necesario recuperar su historia para conocer su importancia". A ese objetivo se debe precisamente el paseo de ayer. La iniciativa es la primera de una serie de actividades dirigidas a rescatar la memoria de Aldea Moret y reivindicar más atención de las instituciones públicas porque, según mantiene Naharro, "aquí hay un pedazo de la historia de Cáceres muy importante pero olvidado".