Si alguien pudiera dar ahora un paseo, no son pocos los que elegirían hacerlo entre las paredes del Helga de Alvear. En esos pasillos diáfanos, de un blanco impoluto, y en el silencio que solo se rompe al saludar en voz educada a los guardianes de las salas. Hasta ahora, las obras, de un valor incalculable y no solo en lo económico, eran custodiadas en la Casa Grande, el edificio al paso de la calle Pizarro, pero cada vez queda menos para que ese espacio, ya icono del arte contemporáneo, amplíe su oferta con el inmueble majestuoso que ya se erige en Camino Llano.

Aunque aún no hay fecha de apertura, su infraestructura ya se alza con la promesa de convertirse en epicentro de la vanguardia en la ciudad y en el país. Así, y para ir abriendo el apetito del arte, el museo abre sus puertas ‘virtuales’ y muestra en primicia lo que hasta ahora ha sido un secreto bien guardado: el interior de las instalaciones, diseñados por el ingenio de Emilio Tuñón, arquitecto que ya ideó el hotel Atrio, otro de los orgullos de la capital cacereña. «Esta exposición quiere ser una invitación para disfrutar del nuevo edificio del museo antes de su inauguración», expone el centro de arte en su web, que pone de manifiesto que el proyecto del nuevo edificio «intenta escuchar el lugar e imaginar una ciudad posible que, sin renunciar a nuestra época, sea capaz de preservar el modo en que la ciudad respira». «Del mismo modo en que el arte, antes privilegio de una élite, se torna accesible, el edificio también intenta en un trampantojo urbano, si no eliminar, sí retorcer y diluir el único límite que casi siempre permanece, lo que es de unos pocos y lo que es de todos», añade.

El nuevo inmueble muestra espacios abiertos, diáfanos, luminosos, a la altura de cualquier galería europea. «Permanecen las trazas contundentes, la volumetría rotunda casi intacta, distorsionado reflejo de la geometría ortogonal y pétrea de la ‘Casa Grande’, pero el aparente hermetismo se disuelve en los recorridos exteriores accesibles. Una casa, también en cuanto a funciones, que aloja el núcleo administrativo con que funcionará el museo, y una ‘casa nueva’, para el esparcimiento y el paseo amable, en el que se ubican también los almacenes y las instalaciones que alimentarán el edificio», destaca. Esta es la propuesta que ha lanzado el propio museo esta semana, un regalo anticipado a los amantes del arte con el que pretende saldar la impaciencia por la espera de casi dos años ya para que el centro abra de forma definitiva. En su web lo presenta como una inauguración ‘virtual’, las capturas han sido tomadas por el estudio Amores, que el responsable del patronato, la Consejería de Cultura, ha autorizado a difundir en este diario. En concreto, propone un recorrido por la arquitectura modernista, desde diferentes ángulos y perspectivas y alterna los interiores, la que serán salas expositivas que en un futuro albergarán toda la colección de la galerista alemana calificada por los expertos como una de las más selectas del mundo con más de 3.000 piezas, con la vista del edificio ya terminado desde su exterior. El proyecto ofrecerá 5.000 metros a los actuales de la Casa Grande y conectará ambos edificios con un corredor que dará acceso también a los jardines.

Tal y como hizo público este diario este mes, y aunque se haya visto afectada también por la crisis sanitaria que obligó a paralizar toda la actividad en el país, la obra se encuentra ya en su fase final y ultima estas semanas los trabajos para adecuar todo el conjunto del inmueble para que sea accesible tanto para trabajadores como para el público y se pueda dar por fin luz verde al proceso de musealización