Nunca antes en Cáceres se había representado la Pasión y muerte de Jesús como se va a hacer mañana. Más de doscientas personas han coordinado sus esfuerzos para poner en escena la Pasión de Cristo por las calles intramuros de la Ciudad Monumental, entre actores, figurantes, músicos, maquilladores, atrezo y un largo etcétera de voluntarios.

En este grupo heterogéneo de personas, destacan los ‘millennials’, jóvenes de menos de treinta años que juegan un papel protagonista en esta Pasión que quiere ser un proyecto de ciudad. Una de ellas es Irene Gordillo. Natural de Badajoz y de familia sevillana, llegó a Cáceres a estudiar canto. Con sólo 24 años, ha sido la encargada de componer la música del cuarteto de cuerda que sonará por las calles de la parte antigua de la ciudad, «es un honor tremendo que hayan contando conmigo», exclama.

Irene ha tardado casi cuatro meses en escribir esta partitura, dividida en dos partes, ‘Vía Crucis: la paz de Jesucristo’ y ‘Vía Crucis: la piedad’, «he tenido la ayuda de Andrés Mata», el director escénico de la Pasión Viviente y profesor de la Escuela Superior de Arte Dramático, «que me escribió un texto donde describía las emociones que quería que el público sintiera en cada momento y sobre eso, he compuesto», explica.

Lo más difícil de todo el proceso, asegura la joven, «es el comienzo, porque tienes una idea general, pero comenzar a darle forma ha sido lo más complicado».

A pesar de su importante papel en esta Pasión Viviente, la joven reconoce que este ha sido su primer contacto con la Semana Santa cacereña, «mi relación con Cáceres es de estudios», afirma, pero ahora toda su familia vendrá de Badajoz para ver la representación de mañana.

Un caso similar le ocurre a Alberto José Díaz, de 21 años, y que representará a Dimas, el ladrón bueno. Natural de Coria, donde es hermano de la cofradía de la Vera Cruz, vino a Cáceres a estudiar en el seminario primero y, después, en la facultad de Formación del Profesorado. Alberto reconoce que es novato en la interpretación, «he tenido poco contacto con el teatro», aunque ha tenido suerte, «es un papel importante, pero fácil». El joven afirma estar nervioso, «porque además de actuar, se junta el entorno, la cantidad de gente que va a haber» y el hecho de ser uno de los protagonistas de la primera Pasión Viviente de Cáceres, «la gente está muy implicada, merece la pena el esfuerzo», concluye. Por supuesto, también su familia al completo vendrá de Coria para ver la representación.

El caso de Manuel Sellers es completamente diferente. A sus 17 años, es hermano de varias cofradías y ha vivido la Semana Santa cacereña desde niño, «yo llevo procesionando desde los 4 años», asegura. Mañana, tocará el tambor detrás de Jesucristo, anunciando cada estación del Vía Crucis. Él representa a la nueva generación que toma el relevo de los mayores en esta tradición, «hubo como un parón», tras la generación de los que actualmente tiene entre 40 y 50 años, «pero ahora ha vuelto a revitalizarse», afirma. Manuel reconoce que tiene dos grupos de amigos, «los que ven la Semana Santa en la calle y los cofrades, muchos estudian fuera, pero siempre nos vemos por estas fechas».

Estos tres jóvenes están orgullosos de formar parte de este proyecto colectivo que suma los esfuerzos de tanta gente diversa.