Una cola que llega desde los garajes de Cruz Roja hasta su entrada principal. En ella esperan hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, muchos de ellos acompañados por sus hijos, algunos muy pequeños que ni siquiera saben por qué están allí. Es la imagen que deja el reparto de alimentos que lleva a cabo Cruz Roja cada lunes o viernes. El pasado día 28 de junio esperaban en esa fila 140 familias con bolsas, porque ésa se ha convertido ahora en su forma habitual de hacer la compra.

Llama la atención el silencio, roto solo por la conversación de los voluntarios y las preguntas que estos hacen a los necesitados (nombre y apellidos, DNI y número de personas en el núcleo familiar). El momento no dura ni cinco minutos, tiempo en que los voluntarios introducen en su bolsa cinco kilos de pasta, seis litros de leche, cuatro brik de tomate y un litro de aceite (alimentos entregados el pasado viernes), pero el periodo de espera en la cola se les hace eterno. La primera familia en recoger sus provisiones lo hizo a eso de las 08.00 horas y la última pasadas las doce de la mediodía.

Algunos acuden siempre bajo gafas de sol para ocultar como pueden su rostro, sobre todo al ver aparecer a este diario; no quieren salir en las fotos y giran su torso para evitar ser reconocidos. "Estar aquí todos los días y ver esto es muy duro. Es satisfactorio, pero muy duro porque ves que la gente lo necesita todo", dice el responsable del programa de alimentos, Jorge Marcos Maya, durante la entrega de comida del viernes.

Medio centenar de voluntarios se encargan de preparar y entregar los lotes de comida a los necesitados. El número de ellos también ha crecido debido a que se ha disparado la cifra de familias atendidas en los últimos tres años. "Hace unos años los voluntarios llevaban la comida a las casas de las familias, ahora eso es impensable, son muchas y no tenemos capacidad suficiente para hacerlo", señala Jorge Marcos Maya.

Para acceder a las ayudas de Cruz Roja primero es necesario pasar una entrevista con los técnicos de la oenegé quienes deberán emitir después un informe favorable para que puedan recibir alimentos. Las familias deben presentar su documento nacional de identidad, certificado de la Seguridad Social, documento que avale la prestación que reciben (si es que tienen) además de acreditar que no disfrutan de ayudas de este tipo de alguna otra institución.

La entrega de alimentos o subvención para el pago de recibos dependerá también del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (Iprem), aunque hay familias que reciben ayuda de Cruz Roja aún sin cumplir el requisito de este baremo. "Valoramos cada caso, hay gente que no supera el Iprem pero tiene una hipoteca de 800 euros, se ha quedado en el paro y no puede pagarla", indica Jorge Marcos, que volverá el lunes a los garajes de Cruz Roja con más comida para estas personas, que se han convertido como en su familia.