Pedro Prieto regenta desde hace 18 años la franquicia de Mango en Pintores, situada en el local del número 16. Pero también se convertirá en vecino de la calle y además está favoreciendo la llegada de otros inquilinos. Acaba de reformar un piso de 95 metros cuadrados en el número 6, que ya tiene en alquiler, y ha comprado otra vivienda, la superior, de 150 metros cuadrados, para transformarla a su vez en dos inmuebles: uno lo arrendará y otro se convertirá en su propia casa.

"¡Claro que Pintores tiene sus inconvenientes! Sobre todo el ruido de los fines de semana, cuando cierran los locales de la plaza y la gente sube a otras zonas dando voces. Pero las ventajas son mucho mayores: no hay que coger el coche para nada y eso te da independencia, sobre todo a gente como yo que lo utilizamos solo para dominguear . Y por supuesto está todo a mano, los muros de pladur no existen y hasta me voy a agenciar un carro para hacer tranquilamente la compra y traerla hasta casa...". Además, recuerda que el párking de Galarza ofrece facilidades a inquilinos, comerciantes y sus clientes.

Pedro lo tiene muy claro: "Vivir en la plaza o en Pintores es un auténtico privilegio", aunque también requiere un esfuerzo especial: "El arreglo de la cubierta del piso, toda en madera, ha sido casi el doble de costosa por los requisitos que deben cumplir las obras en esta calle. Y además las casas necesitan un arreglo en profundidad, no nos engañemos, y lo suyo es prepararlas con tarima, calefacción y otros detalles. Pero hay ayudas públicas y al final te merece la pena", afirma, mientras recorre la obra de la planta superior, donde la estructura de la casa, con arcos y ventanales, ofrece muchas posibilidades.

Pedro confía en el futuro de la calle: los locales comerciales tienen un precios muy elevados porque existe público y demanda, y las casas se van recuperando poco a poco. "Yo lo tengo muy claro, me gusta Pintores y ya tengo ganas de estabilizarme aquí", subraya.