La Audiencia Provincial tendrá que dilucidar si hubo consentimiento o no para resolver un caso de abusos sexuales a una menor de 16 años denunciado tras un botellón de la feria de Cáceres del 2005 y que se juzgó ayer.

El procesado, de 32 años que se enfrenta a una pena de 6 años de prisión, declaró en su defensa que siempre pensó que la joven era mayor --el propio fiscal confirmó ayer que la joven aparenta más edad de la que tiene-- y que ella estaba de acuerdo en la relación sexual. Esta consistió en tocamientos y masturbación, según su versión, ya que la joven no había tenido relaciones sexuales con anterioridad.

La chica, que declaró a puerta cerrada a petición de la madre al ser menor, mantuvo, sin embargo, su versión de que estaba dormida por el alcohol y que él se aprovechó de su estado.

AUXILIO EN EL FERIAL Todo empezó, según los hechos que se relataron ayer en la vista oral, en la explanada del recinto ferial la madrugada del 28 de mayo del 2005. El procesado y la denunciante, que no se conocían antes, hacían botellón por separado con sus respectivos amigos. En un momento, la joven se siente mal, se cae y dos de sus amigos deciden darle un paseo para que se espabile. En el trayecto, vuelve a caerse cerca del grupo del acusado y éste, con otro amigo, acude para ayudar a levantarla.

Ante el estado de la joven, se decide llevarla al coche del imputado. A preguntas del fiscal, el acusado y los testigos declararon que no se les ocurrió llamar a la Cruz Roja o a la policía. La chica se queda dormida sola en el vehículo y el resto de personas sigue con la juerga. Una hora más tarde, aproximadamente, el procesado regresa al coche y, según su versión, le ofrece llevarla a casa pero ella dice que no podía presentarse en esas condiciones ante su madre y se van a la de él en La Mejostilla.

La versión del fiscal es que ella estaba semiinconsciente y no se enteró adónde la llevaba ni lo que ocurrió después. La defensa trató de probar que la joven podía hablar y respondía a las preguntas que se le hacían, por lo que pudo dar su consentimiento al traslado hasta la casa de él y al contacto sexual.

Ya en la vivienda, él sostiene que ella insistió en dormir en su cama. "Yo solo quise ayudarla. En ningún momento se me pasó por la cabeza un contacto sexual", declaró. Al principio se duermen y, unas horas después, al despertarse, es cuando empiezan a abrazarse y se producen los tocamientos, siempre según su relato de los hechos. "Ella estaba despierta. Le ofrecí un preservativo pero dijo que era virgen y no insistí".

ANALISIS DE ADN El fiscal, en base a la declaración de la joven, mantuvo que ella estaba inconsciente, circunstancia que él supuestamente aprovechó para tocarla, introducir un dedo en su vagina y masturbarse él. El procesado asegura que solo hubo estimulación superficial y que ella le practicó una felación.

Se encontraron restos de esperma en la camiseta de la joven que, según los análisis de ADN, pertenece al imputado. Además, según los forenses, la joven presentaba un pequeño desgarro en su vagina que coincidiría con un intento de penetración, aunque el himen seguía intacto.

Tras los supuestos hechos, el procesado trasladó a la muchacha a su casa. Ella lo denunció al día siguiente, aunque no informó de que hubiera habido penetración hasta 4 meses después, al requerir el fiscal una nueva declaración suya.

El abogado de la defensa pidió la absolución del acusado por considerar "inverosímil" el testimonio de la joven que, a su juicio, era consciente de lo que hacía. "Había bebido muy poco. Según ha declarado ella misma, solo dos combinados de vodka con limón". El juicio quedó visto para sentencia.