El empresario y presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre, Jesús Domínguez, no solo siente devoción por la Virgen de la Montaña sino que también se involucra y participa en las actividades que giran en torno a la festividad.

--¿Qué relación guarda con la Virgen de la Montaña?

--Cuando llegué a Cáceres me quedé sorprendido. No me lo creía porque fue algo grandioso para mí imaginarme lo que había en mi pueblo y en Cáceres. La Virgen de la Montaña era algo simbólico, escuchar las canciones, ver la suelta de palomas y al público cantando las canciones fue algo que me sorprendió e incluso me asustó porque solo tenía 7 años.

--¿Participa en las actividades que se desarrollan en torno a la festividad?

--Colaboro y hago lo que me piden. Un ejemplo es la extracción de sangre que se realizó con motivo de la bajada de la Virgen.

--¿Cuando va a ver a la Virgen sigue algún ritual?

--Creo que todos los que vamos a ver a la Virgen no tenemos que ir por rutina, tenemos que ir porque sentimos algo por los demás, no solo para nosotros. Porque hay enfermos, personas que no creen en la iglesia, que no creen en la Virgen y yo creo que hay que pensar en los demás. Acordarse de la Virgen es importantísimo, pero también es importante acordarse durante todo el año de lo que querría la Virgen para los demás: dar de comer al hambriento, ayudar al débil más que ir a pedirle para mí.

-¿Entonces le pide cosas?

--No le suelo pedir muchas cosas porque yo no necesito mucho. No le pido más que salud para poder hacer mi vida y seguir ayudando a los demás.